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La capa, mata

En noche cerrada y con el aguacero que estaba calándolos, no sería capaz de subir a la puerta del cementerio y clavar un papel en el que rezara que no temía a los muertos...

Tito Ortiz

Martes, 7 de septiembre 2021, 00:21

En noches de calor como estas, mi abuelo, Rafael Rubio Carmelino, sentado en la mecedora en el patio del viejo carmen albaicinero con el botijo de agua fresca a su vera y aquel soplador de esparto para abanicarse, que también servía para avivar el fuego ... en la hornilla de carbón, contaba a sus hijos Rafael, María Victoria y Antonio, viejas historias de muertos y aparecidos, que siempre ocurrían en frías noches de invierno, bajo una lluvia torrencial, y así de tal guisa, parecía que las tórridas madrugadas, se llevaban mejor, a la espera de que la Torre de la Vela, diera el toque de ánimas, y entonces coger valor para pasar a los dormitorios a intentar coger el sueño, que siempre escapaba por la ventana.

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