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En 1992 se rodó 'El aceite de la vida'. Si alguien no la ha visto, la recomiendo. Sus protagonistas principales fueron Nick Nolte y Susan ... Sarandon. Ellos han aceptado ser padrinos de un genial proyecto gestado en Carboneros e inspirado en esta película. Contando con el asesoramiento de la Fundación Lumière, que tiene allí sede, y con el padrinazgo de ese hombre de corazón inmenso que es Vicente del Bosque, dan este nombre a un proyecto que va recorriendo el mundo. De hecho ha recibido ya el apoyo del Papa y de numerosas empresas, personalidades y colectivos que sería imposible citar ahora. Recientemente se ha sumado el matrimonio Obama. Se trata de apadrinar olivos para crear vida. Para ayudar a personas que lo necesitan y revitalizar pueblos que agonizan por el imparable éxodo rural. Un parque de olivos apadrinados tendrá sede en municipio de Carboneros para que quienes lo visiten reafirmen su confianza en los valores humanos.
Falta hace recobra esperanzas en tiempos tan oscuros como estos. Falta hace que tendamos puentes en lugar de levantar murallas. Falta hace que cada uno, con lo que mejor tenga, ponga un grano de arena para construir playas de fraternidad. Y lo mejor que tiene este pequeño pueblo de Jaén es el corazón grande de sus gentes, colonos antaño de un proyecto repoblador que se gestó en el siglo de la Ilustración y tuvo como artífice de lujo a Pablo de Olavide. Y su mar olivos, que viene dando vida a Jaén y que ahora quiere compartir con quienes nadan en la desesperanza.
A servidora, Cronista del pueblo e historiadora, tampoco es que le extrañe lo que está pasando en Carboneros. Conoce a sus gentes. Al fin y al cabo el pueblo nació con un Fuero que buscaba la justicia social y la concordia entre pueblos. Al fin y al cabo muchos de sus habitantes, incluido el alcalde, llevan sangre de colonos alemanes en las venas. Unos colonos que hacen dos siglos y medio desafiaron infinitos peligros para labrarse un futuro mejor en tierras remotas. Aquí siguen. Todavía hoy Carboneros es el pueblo de las Nuevas Poblaciones con más apellidos dobles alemanes. Si aquellos que llegaron con el único patrimonio de sus manos para trabajar han resistido y prosperado, no es por casualidad. Su laboriosidad, tenacidad, generosidad y hospitalidad los define. Saben que sus antepasados trabajaron por ellos sin descanso. Antaño solo el domingo, les estaba permitido santo descanso. Hoy su incansable alcalde, que se llama Domingo, a veces debe confesar el pecado de no respetar el descanso ni en ese día sagrado. Porque nada se da gratis y el tiempo le falta a veces. Dios misericordioso se lo perdona. Seguro.
Respecto al olivo, que ha sustituido al primitivo paisaje que encontraron los colonos llegados en 1769, su historia en el pueblo como árbol de la vida es larga y bien documentada. Ellos al llegar desmontaron terrenos impenetrable de bosque con encinas y alcornoques. Era un paisaje de matorrales que superaba a veces dos metros de alto. Allí unos torpes políticos les obligaron a plantar cereales no aptos para el lugar, y pasaron hambre. La historia cuenta que en Sierra Morena, en los primeros años, un tercio de los colonos murió por enfermedad, duro trabajo y escaso alimento. Hasta que el olivo se fue extendiendo con rapidez a finales del XVIII. Polo de Alcocer reconoce este error cuando escribe: «¿Cómo se cayó en tan visibles y vergonzosos errores dedicando las tierras principalmente al cultivo de cereales no siendo ellas para ellos sino para las plantas?» Por fortuna sus vidas cambiaron al extenderse el olivar. Un 'Resumen General' de 1788 dice que en Carboneros ya había plantados casi cuatro mil olivos. Sólo la superaban en olivos la Carolina y Arquillos. Y calcula que en una fanega de tierra podrían caber hasta 42 pies de olivas, según el intendente Carbajal. Cada fanega daría más de 10 arrobas de aceite, cifra excelente. Dato ratificado por Madoz Cuando en su conocido Diccionario geográfico escribe que la tercera parte del la tierra de Carboneros «está dedicada al plantío de olivas, que es muy considerable y de excelente calidad…. Y por un quinquenio se recogen 20.000 arrobas, que se exporta generalmente a Madrid, después de abastecido el pueblo, que tenía 10 molinos para la extracción de aceite…»
Hoy Carboneros sigue llevando el mejor aceite de oliva al mundo convertido en solidaridad, concordia y fraternidad. Hoy Carboneros vuelve a ser un David capaz de vencer a Goliat. Un municipio pequeño que pone a Jaén en el centro del mundo gracias el aceite de sus campos. Al aceite de la vida. Gracias por el ejemplo.
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