Carnet de pureza
La Carrera ·
Tal como está aquí el patio, cabe preguntarse dónde está el límite entre la lógica liberal y la censurajosé ángel marín
Lunes, 13 de julio 2020, 23:47
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La Carrera ·
Tal como está aquí el patio, cabe preguntarse dónde está el límite entre la lógica liberal y la censurajosé ángel marín
Lunes, 13 de julio 2020, 23:47
Se veía venir: Pensar es temerario. Siempre fue aventurado, pero ahora sacar los pies del plato es actividad de riesgo, que se lo digan al ... letrado mayor del Consejo de Estado que –como abogado- publicó hace poco un artículo avisando de las pegas jurídicas de algunas decisiones gubernamentales adoptadas durante el estado de alarma; artículo que le ha costado un expediente disciplinario acusándole de desleal y desafecto.
Lo de este señor es ejercicio de su libertad de expresión, creo, y quienes le buscan las cosquillas por ello confunden lealtad profesional al gobierno con disciplina política militante. Sencillamente, este jurista es un técnico del Consejo de Estado que no comparte y verbaliza su discrepancia en lugar de cerrar el pico ante las consignas gubernamentales que marca el catecismo de la 'corrección política'.
Y la cosa trasciende nuestras fronteras. Al hilo diré que han fulminado al director de opinión de 'The New York Times' porque hace unas semanas denunció la intolerancia de cierto puritanismo comunista. También allí han puesto a caldo a 150 intelectuales que firmaron una carta reclamando el derecho a disentir y rechazando la autocensura que imponen los que van de 'progres' por la vida, eso sí, haciendo caja.
Digamos algo, pues, sobre lo que se oculta tras el fervor de los quieren silenciar el intelecto y acabar con la contraposición de ideas. De las virtudes del debate nos hablan los filósofos desde hace siglos, y G. Orwell supo evidenciarlo con maestría en su libro 'Rebelión en la granja', donde trata el porqué de querer llegar a un estado tal en el que nadie se atreva a decir lo que piensa.
Tal como está aquí el patio, cabe preguntarse dónde está el límite entre la lógica liberal y la censura. Y lo digo porque creo que pasito a pasito se extiende una modalidad taimada de totalitarismo, al fin y al cabo, de fascismo que responde a pautas: Primero te miran malamente, después vienen los estirones de orejas y, luego, te reprueban e imponen castigos varios hasta eliminarte físicamente si es preciso y no te cuadras; vamos, te depuran si no te pliegas y das el zapatazo que creen merecer los que parten el bacalao.
Esta praxis coercitiva forma parte del manual totalitario ya sea éste de derechas o de izquierdas, y se aplica a cuantos disienten por más sólidos que sean los argumentos que ofrezcan. Se usa con quienes discrepan de los sagrados mandamientos del poder establecido que pretende perpetuarse y eternizar sus privilegios. (Repasemos el proceder de las dictaduras conocidas a un lado y otro del espectro político). Es una receta cuya dosificación comprende desde el inicial hostigamiento hasta provocar el vacío y, tras ello, el ostracismo. La clave está en ir braseando al que tiene pensamiento propio y colgarle el estigma que distingue a los nuevos herejes.
Ojo al parche. El poder siempre es peligroso y la 'corrección política' es uno de sus mejores esbirros, es la cara amable y velada del fascismo contemporáneo.
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