Viendo 'Las sufragistas', sobre la lucha para conseguir el voto femenino en Inglaterra, pensaba en actitudes como la valentía, la cobardía y la oposición. En esa, como en otras luchas por los derechos sociales, hubo valientes –que, incluso, murieron por la causa–, hubo cobardes y ... opositores. Los cobardes lo fueron por diferentes motivos. Había quien ni siquiera podía salir de casa para escuchar un mitin feminista porque moría a palos. Y entre quienes se oponían había, sobre todo, hombres, pero, también, muchas mujeres y todas ellas pudieron ejercer –o no– su derecho al voto cuando llegó el momento, que lograron quienes dieron la cara.
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Relaciono, en 2021, más de un siglo después de aquella lucha, una actitud reciente del PP en el Ayuntamiento de Almería que ayer mismo defendía en el pleno una moción en apoyo de los derechos y reivindicaciones del colectivo LGTBI, coincidiendo con el 16 aniversario de la aprobación del matrimonio igualitario en España, calificándolo de «hecho histórico de gran simbolismo». El mismo partido que corrió a los tribunales para tumbar la Ley de Matrimonio Homosexual del Gobierno socialista de Rodríguez-Zapatero hoy nos hace de Mariana Pineda con bandera arcoíris. En su día llamaron a la manifestación, y se manifestaron: 180.000 personas, curas incluidos. Rajoy decía que la ley respondía a la «manía del Gobierno de parecer moderno» dejando claro que, lo contrario, era ser un retrógrado. Los carcas no solo no lograron su inconstitucionalidad deseada sino que, la lucha de otros y otras, ha servido para que muchos de sus compañeros de partido –Javier Maroto, por ejemplo– se hayan beneficiado de esta 'modernez' de Rodríguez-Zapatero y de la cuchipandi roja que pretendía dejar a la gente que se casara con quien le pareciera oportuno. Era un derecho, no una obligación. Como el aborto o la eutanasia, aunque a este carro difícilmente se va a sumar el PP que carga con el peso de la cruz de la Iglesia a cuestas, pero sí que se ha apuntado a otras 'moderneces' que han salido adelante gracias a gobiernos progresistas. En la era Zapatero cabe destacar, igualmente, la Ley de igualdad en la que el PP se abstuvo, aunque ahora aparezca ataviado de morado cada 8M, también se aprobó el divorcio exprés, al que también se opuso el PP, un partido entre cuyas filas nadie se habrá divorciado, seguramente.
Pero es que el PP no apoya los ERTE ni el Ingreso Mínimo Vital. Vio mal en su día hasta el carné por puntos y la Ley Antitabaco. La Ley de Dependencia, que ha dignificado la vida de muchos enfermos y ha dado empleo a miles de personas en este país, sobre todo mujeres, no contó con el visto bueno del PP que cuando gobernó tras Zapatero asestó –y de la mano de Moreno Bonilla– un recorte sin precedentes afectando a la vida y salud de miles de familias vulnerables.
Ahora ha sido al carro del matrimonio homosexual, pero cada vez que pueden, como creen que se nos ha olvidado, se visten de modernos y defienden lo que criticaron o trataron de impedir.
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