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Albert Einstein y Henri Bergson se enfrentaron hace cien años. La mayor parte de los lectores pasarían la página si pongo este titular Porque a ... la mayoría de la población estas cuestiones les traen sin cuidados. ¿Qué puede cambiar mi mundo el que hace cien años se peleasen en público el físico Albert Einstein y el filósofo (que me parece sospechar, muy pocos conocen), Henri Bergson?
Pues alguna importancia debe tener cuando la historiadora de la ciencia Jimena Canales le ha dedicado mucho tiempo y ha publicado un grueso volumen: 'El físico y el filósofo. Albert Einstein, Henri Bergson y el debate que cambió nuestra comprensión del tiempo'. Arpa, Barcelona, 512 páginas.
Albert Einstein, al que más personas conocen, con su Teoría de la Relatividad General del año 1915, transformó radicalmente nuestra visión del universo. Pero Einstein –que era peleón– también se enfrentó en 1922, hace un siglo, a otros pensador brillante que estaba en la cumbre de la fama en Francia: Henri Bergson. Pero este debate también agudizó aún más de lo que estaba (y sigue estando) el conflicto entre ciencia y humanidades, que aunque no lo parezca, incide en nuestros valores y nuestra cultura, y en definitiva en la vida de cada uno de nosotros.
Por eso, la lectura de este extenso, ameno y documentado estudio: 'El físico y el filósofo', puede ayudarnos a salir de la cultura líquida de nuestro tiempo.
El punto de partida es este: Tal día como hoy, 6 de abril, de 1922, en París, Albert Einstein y Henri Bergson debatieron públicamente sobre el concepto del tiempo. Einstein consideraba que la teoría del tiempo de Bergson (la duración) era una noción psicológica y superficial, irreconciliable con las realidades cuantitativas de la física. Bergson, quien ganó fama como filósofo al argumentar que el tiempo no debe entenderse exclusivamente a través de la lente de la ciencia, criticó la teoría de Einstein por ser una metafísica injertada en la ciencia, una que ignoraba los aspectos intuitivos del tiempo. El físico y el filósofo cuenta la notable historia de cómo este debate explosivo transformó nuestra comprensión del tiempo e impulsó una brecha entre la ciencia y las humanidades que persiste en la actualidad.
A lo largo de la lectura de sus páginas asistimos a las consecuencias cruciales de aquel choque de gigantes que –de acuerdo con la opinión de la autora de este libro– abrió la brecha definitiva entre las dos culturas, la científica y la humanística. Tras el debate, la opinión pública dio como vencedor a Einstein, elevando a la ciencia a la posición de privilegio para la comprensión del mundo, relegando a las humanidades a una posición vicaria y avivando un desprecio mutuo que aún perdura. Parece fácil dar hoy por ganador al icónico Einstein en su pelea contra el hoy casi olvidado Bergson y observar con irónica condescendencia las pretensiones de la filosofía en nuestro mundo hiper-tecnológico. Y, sin embargo, la ampliación del conocimiento humano no parece haber aplacado un ápice nuestra búsqueda de sentido.
Este ensayo no nos deja indiferentes. Es una mirada fascinante al debate que cambió nuestra percepción de una de las características más fundamentales del universo: el tiempo. La concepción del tiempo como magnitud que se cuantifica con un reloj (Einstein), y del tiempo como duración (Bergson) parece irreconciliable. Y Einstein mantuvo la tensión hasta su muerte en 1955. Y con posterioridad otros físicos y filósofos la han continuado sin resolver.
Para muchos, la derrota de Bergson representó una victoria de la «racionalidad» en contra de la «intuición» y marcó el momento en que se extendió entre los científicos la acusación de que los intelectuales ya no tenían la capacitación necesaria para contribuir a las revoluciones científicas, cada vez más complejas. Por esa razón, algunos argüían que deberían mantenerse al margen de la ciencia y los temas científicos deberían ser tratados exclusivamente por quienes sabían algo al respecto. Así, «bajo el impacto de la relatividad», comenzó «la historia de la derrota, después de un periodo de un éxito sin precedentes, de la filosofía» de Bergson. Su derrota marcó el momento en que la filosofía empezó a perder influencia respecto a la ciencia.
Estos dos hombres dominaron la mayoría de las discusiones sobre el tiempo durante la primera mitad del siglo XX. Gracias a Einstein, el tiempo fue «depuesto de su trono» y arrastrado cuesta abajo desde la alta cumbre de la filosofía para terminar con los pies firmes en la física. Einstein nos liberó de «nuestra creencia en el significado objetivo de la simultaneidad» y se rio de nuestra fe en un tiempo único y absoluto. «El espacio por sí mismo» y el tiempo por sí mismo eran dos conceptos «condenados a desvanecerse en las sombras».
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