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Qué duda cabe que las tendencias sociológicas que señalan estas encuestas contienen una información que puede llegar a ser decisiva para decantar u orientar la intención de voto del electoradoEl último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), antes de que comenzara la campaña de las elecciones del 28-A, no ha dejado a nadie indiferente. Los resultados de la encuesta, tan favorables al partido socialista del Gobierno, ha hecho que se cuestione, una ... vez más, la independencia de este organismo del Ministerio de la Presidencia. Los resultados publicados por Tezanos, el director de esta institución estatal, que pertenece a la Ejecutiva del partido de socialista, certifican que Montesquieu ha muerto y reinciden en la 'masterchefización'. Lo cual, no deja de ser una corrupción institucional más, de todas las que toca el presidente 'cum fraude', además de una malversación de caudales públicos -este sondeo ha costado a todos los españoles 300.000 euros-, cuando sería exigible una exquisita neutralidad. El análisis y conocimiento de la sociedad, mediante este tipo de investigaciones, es de gran utilidad siempre que sea el reflejo científico y veraz del estado de la opinión pública del momento, y no de una manipulación de datos para favorecer al partido en el poder. Por eso, todos los estudios publicados por este centro sociológico durante los últimos nueve meses -los de las elecciones andaluzas fueron escandalosos ante los fallidos métodos de prospectiva- han sido desacreditados por la opinión pública. Qué duda cabe que las tendencias sociológicas que señalan estas encuestas contienen una información que puede llegar a ser decisiva para decantar u orientar la intención de voto del electorado. Sobre todo, en estas elecciones singulares, en las que cinco partidos se disputan el podio: está asegurada la primera y casi la segunda posición (socialistas y populares), pero las restantes son una incógnita. Del resultado final dependerá conformar los pactos con un gobierno de un signo u otro. Pero la experiencia nos dice que las predicciones electorales raramente aciertan, aunque se aproximen. La precisión es mayor conforme más cerca estén las votaciones, como las realizadas a pie de urna o israelitas. Las empresas demoscópicas, aún jugándose el prestigio, suelen ser maleables al criterio ideológico de quien solicita y paga sus servicios. En cualquier caso, no deja de ser una antigualla que se prohíban publicar encuestas hasta cinco días antes de las elecciones, mientras radio 'Pirenaica' informa desde la clandestinidad. Este CIS -denostado por la derecha como 'cistitis'- dibuja un escenario en el que otorga la mayoría absoluta al PSOE y UP, lanzando el mensaje al electorado de la izquierda constitucionalista de que pueden prescindir de los pactos con los independentistas.
De todas formas, a Sánchez no le sobran escrúpulos para pactar con quien sea necesario, con tal de gobernar. Por eso, no se pronuncia sobre la concesión del indulto, si resultan condenados los del juicio del 'procés'. Por el contrario, hunde al PP en este análisis 'científico', que, junto con Cs y Vox, no lograría formar un gobierno constitucionalista. La investigación de estos datos electorales otorgan un ventajosa 'foto finish' en el inicio de la campaña a quien ostenta el poder; su jefe de cocina pensará lo de Bertrand Duguesclin: «Ni quito ni pongo rey, pero sirvo a mi señor». Al señalar el barómetro un 38% de voto oculto, sus conclusiones se convierten en material de intoxicación de guerra, porque dejan sin efecto las predicciones electorales. Se lanza la piedra y se esconde la mano, para, llegado el escrutinio, poder justificar el muñidor del guiso, un posible desaguisado.
La prueba del carácter torticero de esta entrega demoscópica, radica en que de forma simultánea, los arúspices internos de Ferraz -los mismos que en las elecciones andaluzas detectaron el crecimiento exponencial de Vox en el último minuto-, vaticinan un terremoto político, para que con esta estrategia del miedo, no se desmovilice la parroquia socialista: Vox realiza el 'sorpasso' a UP y Cs, y se sitúa en la tercera posición de la 'pole'. La incógnita es si todo el voto oculto irá a Vox, porque el votante ideológico y moral de esta formación puede estar oculto, pero no indeciso; sólo hace falta ver cómo abarrotan auditorios. De ahí que Casado comience a endurecer el discurso contra la formación de Abascal, tachándola de radical. Su periódico de cabecera le elogiaba al apostar por la ideología y quitarse complejos; quizá ya un poco tarde. Nos jugamos mucho en estos comicios. Nos aguardan tres semanas de pasión.
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