Quiénes son los clásicos
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En la modernidad, por analogía, se aplica ese calificativo, sin ton ni son, a cualquier obra popularizada por el marketingJueves, 3 de septiembre 2020, 23:51
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En la modernidad, por analogía, se aplica ese calificativo, sin ton ni son, a cualquier obra popularizada por el marketingJueves, 3 de septiembre 2020, 23:51
En el ámbito del Arte, especialmente en el de la Literatura, es frecuente el calificativo de clásico a cualquier obra que acaba de aparecer en razón a su presunta valía o, lo que es más probable, al alto número de ejemplares que se han vendido, ... según determinada estadística. O al elogioso comentario que de la misma se hace en la prensa, sin tener en cuenta que, en la mayoría de los casos, tal crítica elogiosa es de encargo, es decir, pagada al efecto. En este sentido, el marketing actual hace verdaderos milagros en lo referente a la crítica de cualquier obra, consiguiendo que el lector se someta a su criterio, y tenga lo que es blanco por negro, o viceversa.
Clásico es un calificativo originado en la Grecia antigua, concretamente en Atenas. Y para la crítica rigurosa y objetiva, lo clásico tiene dos versiones. Según la primera, clásico es lo creado alrededor del siglo V a. de C. en Atenas y su entorno, y que ha logrado superar dos milenios de vigencia, desde Homero hasta Esquilo, Sófocles y Eurípides hasta Safo. Y clásico también es lo creado en la Roma de Augusto y su entorno, en el siglo I d. de C. y siguientes, desde César y Cicerón hasta Tácito y san Agustín, que, igual que los griegos, ha traspasado los dos milenios de vigencia.
Según el segundo criterio, desde el siglo X, más o menos, es clásica aquella obra que supera, por su calidad y aceptación pública, los cien años de vigencia.
Pero en la modernidad, por analogía, se aplica ese calificativo, sin ton ni son, a cualquier obra popularizada por el marketing, sin más apoyatura que éste, cuando el criterio erudito para calificar las obras modernas de clásicas es el tiempo en que esas obras, como se ha dicho más antes, están vigentes y de actualidad más allá de los cien años.
Si examinamos la producción literaria, o artística en general, desde el año mil en adelante, percibimos que sólo un reducido número de ellas ha traspasado esa barrera del tiempo, mientras que la inmensa mayoría de ellas han caído en el olvido a los pocos años o meses de nacer. Harold Bloom, en su catálogo de los cien mejores genios de la Literatura, incluye buena parte de estos clásicos, pero también otros modernos que, a pesar de su calidad, no sabemos si traspasarán la frontera citada de los cien años, el juicio inexorable del tiempo.
Así son merecedoras del calificativo de clásicas obras tales como 'El Quijote,' 'La divina comedia', Hamlet, el 'Paraíso perdido', las 'Reflexiones' de Montaigne, o el teatro de Lope, Calderón, Molière y otras similares que, a pesar del tiempo transcurrido desde su nacimiento, siguen vivas en la actualidad. O las obras de Dickens, Balzaç, Dostoievski, Tolstoi, Kazantzakis o 'Las lusiadas', o Ibsen, Rousseau, Voltaire... O las debidas a Goethe y Thomas Mann. O las otras como 'Madame Bovary' y 'Rojo y Negro'. O las italianas 'Los novios' y 'El gatopardo'. O las de lo místicos santa Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz, sor Juana Inés de la Cruz, o fray Luis de León. O 'El lazarillo de Tormes' y 'La Celestina'. Y Oscar Wilde. Y la poesía desde Walt Whitman, Emily Dickinson, Goethe, Víctor Hugo y algunos otros similares que no es posible reseñar en un artículo, y entre ellas, y sobre todas, la Biblia, La Kábala y el Corán. Todas ellas clásicas por seguir vigentes hoy mismo, y haber superado ese tiempo de cien años de vigencia y actualidad.
Pero viniéndonos más acá, a los siglos XIX y XX, desde el Romanticismo, la sombra cae sobre muchos artistas, especialmente escritores entonces famosos, en prosa o verso, que calificados en su época de clásicos, parece difícil que traspasen los cien años. Así, los españoles Valera, Alarcón, Unamuno, Valle Inclán, Pío Baroja, Hemingway, Cela... y en el filo Galdós y Clarín. Y quizá sí, Saramago y Proust, pero muy dudoso Pessoa. Casi seguros García Lorca, Bécquer, Pablo Neruda y el 'Aleph' de Borges. Dudosos García Márquez, Camus y Vargas Llosa, el Ulyses de Joyce y Juan Ramón Jiménez. Posible, Bernard Shaw. Muy difícil, por no decir imposible, toda la literatura nórdica, voluminosa, girando siempre sobre el porno duro. Humberto Eco no lo tiene claro, ni Octavio Paz. Sí Freud y Marx. Y Kafka.
Obviamente éstas son opiniones muy personales de éste que escribe que, por otra parte, admite haber errado en sus juicios, si no sobre todos, sí sobre algunos de los reseñados.
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