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Puerta Purchena ·
Hay 'cacerolos' que braman libertad sin saber no ya lo que esa palabra significa, sino que es un derecho universal y no solo de ellos y de los políticos que animan su acción irresponsablePepe 'El Tomillero' mantiene, una semana más, un día más, una hora más, su compromiso social y su respeto a las normas con el cumplimiento más que de sobra de la distancia mínima, uso de elementos de protección, salidas a la farmacia, al quiosco, al ... súper… y acciones de ocio mayormente a través de las plataformas audiovisuales. En fin, lo mismo que hacen la inmensa mayoría de los vecinos e hijos de vecinos de este país y que se empeñan en incumplir algunos y algunas irresponsables que no dudan en transgredir las normas a golpe de cacerola, algo que tienen derecho a hacer siempre y cuando no descuiden las medidas que los expertos aconsejan seguir y las que a golpe de BOE se han ordenado.
Así las cosas se puede decir que hay gente para todo y que todos juntos no suman ni por asomo una minúscula parte de la ciudadanía. Entre ellos hay a quien se le llena la boca con la palabra libertad y la reclaman en escenarios públicos; personas que se reúnen con rebaños de ovejas que, según los expertos, no transmiten el virus; individuos que prefieren plantarse ante las puertas del ministro de turno a la hora del almuerzo, de la siesta, de la merienda o de la cena, para que los saquen en los medios de comunicación y también hay españoles que, desde la mañana a la mañana siguiente trabajan en hospitales centros de mayores y atienden desde los servicios públicos para cuidar que nada les pase a los demás. Lo hacen en labores de prevención y también en acción directa.
La inmensa mayoría cree, como él, que por encima de todo está la salud. Quizá por eso se admira a la legión de sanitarios que usan su conocimiento y su imaginación para evitar que la pandemia diezme todavía más de lo que lo hace y que no dudan en aislarse ellos mismos para no contagiar a familiares y amigos cercanos. Hay médicas y enfermeros que llevan todas estas semanas sin acercarse a sus hijos, sin abrazar a sus parejas, sin ver en directo a sus padres o a sus hermanos porque desde su responsabilidad entienden que no deben poner en riesgo no ya a quienes quieren, sino a la sociedad en su conjunto. Por el contrario hay 'cacerolos' que braman libertad sin saber no ya lo que esa palabra significa, sino que es un derecho universal y no solo de ellos y de los políticos que animan su acción irresponsable y que con su empuje se muestran como los auténticos ideólogos de esta barbaridad. A los políticos que así actúan se les suponía con algo más de cabeza que a los descerebrados que pueden contagiar la enfermedad por su total desprecio a las normas.
Cuando todo esto pase será el momento de reflexionar y de abordar el análisis de los comportamientos, de recordar las historias habidas en estas semanas de confinamiento y de no olvidar a cuantos se empeñaron en anteponer la seguridad a la suya, la igualdad a sus privilegios, la libertad a la opresión y la fraternidad y la felicidad a la de su círculo. Quizás nos demos cuenta de quiénes somos y de que la mejor manera de velar por nosotros es permanecer unidos frente al mal del virus y el de ciertos individuos.
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