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La Constitución

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La zaranda ·

En la escuela pública ha quedado más o menos relegado a dibujar banderitas y manos, pero debiera hacerse un esfuerzo para que supiéramos transmitir a nuestra juventud lo que supone la Carta Magna

Manuel molina

Domingo, 5 de diciembre 2021, 00:44

Nada más por el puente que el personal puede celebrar debería existir la Constitución o la Inmaculada-Concepción, incluso desde el ateísmo pragmático. Nada de comer pavo asado en familia o visitar a personas queridas; lo suyo es moverse hacia otro lugar. Si se puede ... permitir, resulta fantástico conocer piedras ordenadas y distintas a las habituales, callejear por aceras desconocidas, escuchar otros acentos, comer variedades no habituales o novedosas y beber en compañía. Todo ello en algo que casi no se resalta, en lugares que viven en paz. Cuando uno viaja o convive con personas que lo hacen con frecuencia alcanza a valorar vivir en una tierra sin conflictos que cuesten vidas, que se pueda pasear por una calle sin temor, que tengamos derecho – con sus contras – a sanidad y educación públicas y algo de aquello que se convierte en deseo más que realidad de 'una vivienda digna'. Tal vez para ello se debió acudir a una imperfecta Constitución, como lo son todas, a un menor de los males para que entre españolitos no anduviéramos a garrotazos, como fue costumbre, que un asunto es ladrar y otro sangrar.

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