En España era la madrugada del 21 de julio. Minutos antes de las cuatro, Armstrong entraba en contacto con aquel nuevo escenario y pronunciaba la frase que ha quedado para la posteridad: «It's one small step for man, one giant leap for mankind». Como ... se pueden imaginar, la frase no fue entendida a la primera por los que seguían el acontecimiento a través de la televisión, unos 600 millones de espectadores en todo el mundo. El récord de audiencia hasta la boda de Diana de Gales y el príncipe Carlos en 1981.
Aquí en España íbamos realmente mal con el inglés y la tecnología audiovisual, en blanco y negro, tampoco había llegado a todos los hogares. El 'maestro' Jesús Hermida fue el encargado de ayudar a los telespectadores de la época a comprender lo que estaba sucediendo. Sí, él tradujo aquellas palabras: «Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad».
Hoy todavía hay quien piensa que aquello fue un invento propagandístico de EE UU y que en realidad nunca se ha llegado la Luna. Una idea que tiene su máxima en la pregunta: ¿si el hombre ha conseguido ir una vez a la Luna por qué no ha regresado? Existen toda clase de teorías de la conspiración al respecto, que hoy no vienen al caso porque nos fastidiarían el aniversario. ¿Seguirán allí las huellas de Armstrong y Gagarin? ¿La bandera USA se mantendrá en pie?
Un año después de esta efeméride el cine español lanzó la película 'El Astronauta', una comedia protagonizada por Tony Leblanc, acompañado por Antonio Ozores, José Luis López Vázquez y otros 'grandes' de la época. Aquellos hombres, cien por cien españoles, lanzan su propia aeronave espacial para plantar la bandera de España en la Luna y cuando lo han conseguido se encuentran con el Séptimo de Caballería. Sí, habían 'alunizado' en el Desierto de Tabernas y además en pleno rodaje de uno de tantos espagueti western. Esa zona de nuestra provincia bien podría formar parte del paisaje lunar, ¿verdad? Pero también hay otras, como por ejemplo la playa de Cocedores en Pulpí. Cuando se llega temprano, antes de que se llene de bañistas, el paisaje se convierte en extraterrestre.
Por aquí, en esta esquina Sureste del mapa de España, más que de la Luna nos estamos acordando del sol durante el fin de semana. Ya sé que es verano y hace calor, pero cuando se mezcla con el viento de Levante ese cóctel es explosivo. Seguramente estos días se batan los récords de consumo eléctrico, por la utilización masiva del aire acondicionado a 'máxima' potencia. ¿Sabían que la mitad de los hogares de la provincia cuenta con esta instalación? Estamos muy por encima de la media española, aunque todavía lejos de Sevilla y Córdoba. Hay zonas (Lugo, Soria,...) donde la cifra de estos aparatos no alcanza ni el 1%. Yo he vivido más de la mitad de mis años sin aire acondicionado, pero si ahora me lo quitaran para siempre no creo que pudiera sobrevivir. Así soy yo, así somos los seres humanos.
Sol y viento son los dos pilares fundamentales de nuestra agricultura bajo abrigo. Más de tres mil horas de luz del astro rey, que dan la energía necesaria a las plantas dentro de los invernaderos. El Poniente y el Levante también se encargan de mantener el equilibrio necesario en las explotaciones, 'limpiando' el ambiente. A partir de aquí se erige un complejo modelo agrícola que es el motor económico de toda la provincia.
Esta semana Coexphal ha alertado de las debilidades del sector y de la fuerza que ha ido tomando nuestra competencia. Marruecos ya exporta a la Unión Europea tanto tomate como nosotros. Los márgenes se estrechan para el agricultor, porque los precios no suben, pero los costes de producción sí lo hacen. ¿Se agota este modelo? No, lo que sucede es que estamos en una fase de cambio, de mirar hacia el futuro, de seguir modernizándonos, de saber diferenciarnos de la competencia, de estar más unidos que nunca,... Y todo eso lleva su tiempo.
Avance constante
No es justo decir que el campo almeriense no ha hecho nada por mejorar, porque el avance ha sido constante. Lo hemos visto esta semana en el Curso de Verano de la UAL- CASI sobre el éxito del cooperativismo agrícola almeriense. La propia cooperativa de La Cañada es el mejor ejemplo. Comenzó hace 75 años con 90 socios que lo que querían era poder vender sus verduras en el mercado local. Con el paso de los años logró atender las necesidades del mercado nacional y después, esos mismos agricultores y muchos más, dieron el salto a la exportación. Hoy suman más de 3.000 socios y profesionales, liderando el mercado del tomate.
Estoy de acuerdo en que hay que dar pasos y que hay que andarlos cada vez más rápido, pero no vale estar siempre diciendo que todo lo que se ha hecho hasta ahora está mal o es insuficiente. David Uclés, director del Servicio de Estudios Agroalimentarios de Cajamar, decía esta semana en el curso que hay retos importantes, pero que también hay mucho futuro para la agricultura en esta provincia. Como dice un amigo mío, «si el hombre ha llegado a la Luna cómo no vamos a ser capaces nosotros de hacer nuestros deberes». Cuando los americanos 'conquistaron' el satélite, en Almería ya había celebrado sus bodas de plata la primera cooperativa agrícola de la provincia.
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