Caja mágica o caja tonta, pequeña pantalla, el tubo, receptor, tele… Hay muchas maneras de llamar a la televisión, seguramente el medio de comunicación más popular y que más dinero mueve en publicidad. Salir en los canales nacionales es como jugar la Champions o participar ... en unas olimpiadas para las marcas. Anunciarse en TV conecta a emisor y receptor como ninguna otra de las opciones.
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Tiene una gran capacidad para traspasar generaciones y clases sociales, de ahí que sus ingresos en anuncios superen cada año los 1.500 millones de euros. Casi todo este pastel continúa siendo para la televisión en abierto, pues las opciones online no llegan a los 150 millones. No obstante, cuenta con otro tipo de ingresos, como el pago por visión.
La tele tradicional fue una de las más beneficiadas durante la pandemia de covid-19, ya que su audiencia creció exponencialmente. No sucedió lo mismo en términos de ingresos económicos, porque las empresas frenaron su inversión. Con la vuelta a la normalidad el consumo ha seguido cayendo. Hoy en día internet, con sus páginas webs, redes sociales y plataformas de todo tipo le han arrebatado el primer lugar del ranking como medio de comunicación.
A pesar de todo aguanta mucho mejor que otros compañeros generacionales como la prensa o la radio. Es cierto que salvo en contadas excepciones, una final de Champions o de un Mundial de fútbol, aquellos registros millonarios de dos cifras de espectadores son historia. Ahora se paga más por menos, aunque los anunciantes lo tienen más fácil para segmentar audiencias y llegar a su público objetivo de manera eficaz.
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En medio de este panorama la tele en sí misma ha vuelto a convertirse en la gran protagonista de las tertulias en el trabajo, la cafetería o el gimnasio. La llamada guerra entre Broncano y Motos, entre La Resistencia y El Hormiguero, lejos de ser un duelo ha terminado siendo una bomba atómica contra el resto de los programas de la parrilla que comparten franja horaria.
Tanto se habló y tanta polémica generó la contratación del jienense y su equipo por la tele pública, que toda la atención se ha volcado en comprobar si el gran líder del 'access prime time' iba a aguantar la embestida y hasta dónde sería capaz de llegar el aspirante con su propuesta. La expectación a llevado a ver la tele a quienes llevaban tiempo sin hacerlo. Hay públicos de todas las edades, pero todos se reparten entre Antena 3 y La Primera.
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Que se lo pregunten al gran Carlos Latre, que ha visto como su gran apuesta para esta temporada quedaba en nada después de un puñado de programas. El Intermedio de La Sexta, que es el más longevo en esta carrera televisiva, también se resiente. Incluso lo hace otro espacio que no tiene nada que ver con el resto, más allá de compartir horario, 'First Date'.
Visto lo visto hasta ahora, quién ha ganado ha sido la televisión, con 5 millones de audiencia segura en sólo dos programas todas las noches. Ganan también los espectadores, sólo hay que ver el nivel de los invitados de El Hormiguero en los últimos días. En términos económicos la política de publicidad de RTVE no hará que se resienta el programa estrella de Antena 3.
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Los que no deben entrar en esta ecuación son los políticos, que no pintan nada cuando se trata de hablar de televisión, de programas y de enormes profesionales a uno y otro lado. Ni Sánchez, ni Feijóo, ni sus partidos han ganado nada entrometiéndose entre El Hormiguero y La Revuelta.
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