Leía ayer que Almería se había convertido en capital internacional de los vegetales con motivo de la celebración del primer Congreso Internacional de Gastronomía Verde, que se llama Vestial. No puedo estar de acuerdo con el titular, pues Almería es desde hace más de sesenta ... años, por derecho propio, la capital mundial de las frutas y hortalizas.
Nuestros invernaderos solares y el esfuerzo de nuestros agricultores han convertido a Almería en la despensa de Europa. En solo el 0,38% de la superficie agrícola de Andalucía se consigue el 25% de la producción agraria de toda Andalucía. La capacidad de este método de producción posibilita que 500 millones de consumidores europeos puedan consumir frutas y hortalizas frescas todo el año.
Si a los productores se les concediesen estrellas o soles, como a los chefs de la alta cocina, Almería tendría su propio universo. Ellos no usan chaquetilla ni pinzas, pero son los mayores expertos cuando se trata de cultivar, de innovar y, además, de hacerlo de manera sostenible.
Los tomates de toda la vida se han convertido hoy en infinitas variedades, con formas, colores y hasta sabores distintos. Igual sucede con los pimientos, dulces o picantes, grandes y pequeños, rojos, amarillos, naranjas y color chocolate. Además, surgen productos nuevos, desconocidos hasta ahora por los consumidores, que vienen a marcar tendencia y a cubrir las necesidades alimentarias de nuestra sociedad.
Formando equipo con los agricultores están también las empresas de comercialización y una industria auxiliar que da servicio y ofrece soluciones de todo tipo para seguir mejorando cada día. Como alguien dijo alguna vez, Almería es la Silicon Valley de la agricultura, sin ningún lugar a duda.
Nuestros invernaderos cumplen también un papel fundamental en la alimentación de los ciudadanos españoles y europeos. No solo producen alimentos, se trata de productos sanos y saludables, que proporcionan una dieta saludable capaz de prevenir numerosas enfermedades.
Por eso, es tan importante sumar a esta ecuación también a ese ejército de cocineros que convierte sus platos en 'best-sellers' de la gastronomía. Aquellos que siempre buscan los mejores ingredientes y que tienen una legión de seguidores en sus restaurantes, sus redes sociales e incluso en la televisión.
La conexión entre agricultura y gastronomía es fundamental para ambas partes. Se trata de una apuesta en la que todos salen ganando y los que más ganamos somos usted y yo, nuestras familias, como consumidores. Ese es el objetivo que debe perseguir una actividad como esta. Se trata de sumar y de hacer de altavoz para que nuestra agricultura siga siendo la estrella de la distribución en Europa.
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