Debate sobre el estado del sanchismo

El viaje de la socialdemocracia felipista a la izquierda más populista, irresponsable y bolivariana se ha consumado dentro del PSOE, aunque de aquí a pocos años, si el sanchismo se derrumba como prevén todas las encuestas, veremos a los page y lambanes intentando purificarse exclamando que ellos nunca tuvieron nada que ver con el socialismo podemizado o el podemismo centrista, la única ideología actual de la izquierda peninsular.

No se podía esperar otra cosa de un personaje capaz de repetir en sede parlamentaria la mentira ya desmontada cientos de veces de manera rigurosa de que España es el país después de Camboya con más muertos en fosas comunes. Si la izquierda sigue aferrada a esa falacia absoluta en algo tan evidente, nos podemos imaginar la veracidad de las idioteces que usan para hacernos más pobres y más dependientes con la excusa del cambio climático y de la búsqueda de la excelencia democrática con sus reparaciones del pasado y su fomento del 'pluralismo' en el presente.

Da lo mismo analizar los disparates propuestos y presentados como medidas contra la crisis, porque además de su impacto económico que nos meterá aún más en la crisis, mientras el IPC cabalga desbocado en los hogares españoles hemos podido ver con nuestros propios ojos como un líder sindical pide que nos dejen de amargar y disfrutemos del verano, y como un carrusel de palmeros sanchistas se dedicaban a explicarnos a través de los medios lo excelentemente bien que había salido esto de la OTAN en Madrid gracias a ese estadista internacional que es nuestro presidente, que habla inglés aunque su cerebro político y su materia intelectual siga sin dar señales de vida lo mismo que cuando miente en español.

Es cierto, en este sentido, que el podemismo centrista de Pedro no ha llegado aun a aceptar las últimas coces mortales que propone la reserva espiritual del 15-M, representada por Echenique, que desea subirle un 10% los impuestos a los supermercados, expulsar la religión de las aulas –seguramente se refiera solo a la católica– y hacer oficiales el bable y el aragonés, que también existe un idioma damnificado por el franquismo en Aragón. Pero es que Yolanda Resta no quiere ocupar ese discurso marginal y disparatado, porque cuando presentó esa idiotez amorfa llamada 'Sumar' quería presentarse como la musa del podemismo sensato, algo que después del debate sobre el estado del PSOE tiene complicado alcanzar.

Me llama la atención lo realmente poco original que ha sido esta mediocre sin cura posible cuando nos explicaba que ella salía a la calle a 'escuchar' a la gente, prueba inequívoca de esos demagogos resecados que como no tienen nada inteligente que decirnos quieren escuchar a ver si alguien en un bar o en una asociación les da alguna idea que pueda exprimirse en forma de votos.

Pero ahora es el momento más urgente y preciso para hacer lo contrario: somos los votantes los que tenemos que escuchar, y tener los oídos bien abiertos, los cantos de sirena de nuestros políticos. Entre la mentira, la impostura y la nada cerebral, será necesario identificar a la voz que suene más a verdad.