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Decíamos ayer

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Ad libitum ·

Los ocho meses de zozobra de la Nación, han sido provocados por un vacuo ególatra, y no podemos permitírnoslo más, porque como dice el Rey Felipe VI, no se puede apelar a una supuesta democracia por encima del Derecho

Jueves, 21 de febrero 2019, 23:41

El doctor Sánchez se ha visto obligado a convocar elecciones ante la enmienda a la totalidad de los Presupuestos por sus socios separatistas y comunistas. Se le ha pasado la legislatura volando -en el amplio sentido de la expresión-, porque ha estado más tiempo fuera ... que dentro del país que dice gobernar. Después de ocho meses de resistencia ante las presiones de la oposición para que desaloje la Moncloa, no se sonroja lo más mínimo al confesar que la primera medida presidencial fue cambiar la cama; no vaya a ser que «dos que duermen en el mismo colchón acaben siendo de la misma opinión», o que se le contagiara algo de su predecesor. Durante este tiempo se han conocido facetas personales que retratan al okupa monclovita, como el plagio de la tesis doctoral. La legislatura de Pedro I 'El Breve', podría resumirse en que intelectual y moralmente está reñido con la verdad; la vicepresidenta, su psicoanalista de cámara, justifica a su jefe ante la retahíla de constantes contradicciones porque en unas ocasiones actúa como candidato y otras como presidente: una especie de doctor Jekyll y mister Hyde. Esta forma frívola de hacer política, curiosamente, tiene su público incondicional, tal y como pronostica la intención de voto de todas las encuestas, que dan a su formación como la más votada el 28-A. Tras las indecentes cesiones con los golpistas catalanes, nadie se explica que se le otorgue una segunda oportunidad, salvo el espantajo de que vienen los fachas, franquistas y machistas. La explicación radica en la caída en picado de Podemos (hasta 39 escaños), cuyos votos han recuperado los socialistas; y en que se ha servido del Gobierno para realizar una prolongada campaña electoral gratuita, pervirtiendo las instituciones. La televisión pública a cargo de su comisaria política, ha brindado un vergonzoso espectáculo por la falta de neutralidad, por estar al servicio del partido que gobierna. Lo más grave es que no existe un sanchismo y un socialismo moderado; la realidad ha demostrado que es lo mismo. Por eso, no le duelen prendas en reeditar su particular Frente Popular con sus socios de la moción de censura. Es la ocasión para que el bloque constitucionalista, los tres partidos de la concentración de Colón, fuercen, por el bien de la soberanía nacional, alcanzar el pacto de Andalucía, y echar a este aventurero político; votarle es votar a los doce del banquillo del 'procés', a Puigdemont y a Torra. Habría que invitar a este sectario arribista, que postula como lema de su campaña: 'La España que quieres' (será la que él quiere imponernos), a que siga fomentando su pasión por seguir dando vueltas por la estratosfera, y de paso que escriba, con o sin 'negro', libros autobiográficos como: 'Historia de una traición' o 'Manual del incompetente'. Según las cinco últimas encuestas, la segunda posición es para el PP, pese al descenso en escaños. La tercera y cuarta posición del podio, se la disputan entre Cs y Vox, estando viva la apuesta de si existirá o no 'sorpasso' entre ellos, según refleja la tendencia. Este análisis es importante, porque según la ley D'Hont, quien ocupe la cuarta posición le perjudicarán los restos. Este fenómeno es debido a la posición veleta de Cs, en sus pactos a babor y a estribor. Como se prodiga en cordones sanitarios acaba de vetar a Sánchez, antes a Vox, pero veremos si lo mantiene para el 26-M. Además, la hégira de votantes del PP, que han descubierto los orígenes masónicos de Valls, tienen otra opción a quien votar. El partido de Rivera se posiciona al negarse a derogar el derecho al aborto o las leyes de género.

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