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Durante la terrible crisis financiera que negó Zapatero durante varios meses, tuvo éxito un concepto que definía a las élites del momento: extractivas. No es que en estos momentos tengamos unas élites mejores que hubiesen aprendido de aquellos años traumáticos, sino todo lo contrario. La ... crisis del 2009 tuvo como consecuencia la quiebra del equilibrio de nuestro sistema político con la explosión de ese virus antidemocrático llamado 15-M. Nunca me cansaré de recordar como aquel fatídico 'movimiento' sentó las bases de un camino de no retorno que nos ha llevado al callejón actual -no sé si sin salida- de esta 'nueva democracia' que acompaña a esa 'nueva normalidad' de la que tanto nos habla la izquierda reaccionaria que nos gobierna. Es decir, nuestra democracia se está convirtiendo en un sistema de oligarcas ideológicos de izquierdas, que apoyados en un aparato mediático casi arrollador, nos pretenden imponer una basura integrista que solo puede conducir- si nadie lo remedia- hacia un país mucho menos libre, mucho más pobre y, por supuesto, mucho más cerca de las repúblicas totalitarias de Latinoamérica que de las democracias liberales europeas.
En uno de sus últimos libros, Fukuyama habla de la política del resentimiento, una expresión mucho más perfecta y precisa que aquella que elaboré yo hace tiempo para referirme al ambiente político de nuestro país, que denominé política del malestar. Porque, la realidad, es que a pesar de que en un inicio se aprovechó el malestar de amplios sectores sociales azotados por la crisis, y de otros como los pensionistas que fueron manipulados, es el resentimiento más absoluto lo que caracteriza a esta izquierda de nuevo siglo absolutamente decidida a forzar una democracia a su imagen y semejanza donde no quepa la derecha y solo se perdone la vida a ciertos partidos liberales dispuestos a entregarles el poder allí donde no lleguen los separatismos antiespañoles. De ahí la operación tan importante llevada a cabo no hace muchos meses con el fin de acabar política y electoralmente con Ciudadanos. Llegados a este punto, uno de los errores mayúsculos del análisis de Fukuyama es el reducir a minorías dentro de sus respectivos partidos las posturas más radicales y excluyentes pero que más ruido mediático hacían. Desgraciadamente, estas minorías radicales pudieron no ser realmente mayorías en sus partidos o en sus sociedades a priori, pero en la actualidad sería de necios no ver que esas élites doctrinarias y excluyentes no han conseguido instaurar una oligarquía creciente tanto en el marco político como en el mediático. La aparición del politikón zoon es consecuencia directa de la nueva tiranía de las minorías, que quieren tomar todo el poder para someter a las mayorías apáticas, divididas y manipuladas incapaces de defender su soberanía como ciudadanos y dignidad como nación.
No hay más que ver como después de que la semana pasada el vicepresidente del gobierno alabase a Herri Batasuna y situase al PP fuera de la Constitución, tuvo tiempo para criticar al Poder Judicial de manera desafiante -con el apoyo posterior del prevaricador ex magistrado Baltasar- y luego pasar por el Parlamento para llamar 'inmundicia' a Vox y amenazarles con acabar con ellos. Por si fuera poco, los sindicatos llaman a nacionalizar diversas empresas del sector privado y el Gobierno presenta un plan de desescalada vergonzosamente disparatado y apoyado en sucesivas prórrogas del estado de alarma anticonstitucional que ya es injustificable e injustificado. Como lamenté hace semanas, saldremos de toda esta terrible crisis sin haber aprendido nada, mucho peor que como entramos, y con un futuro aterrador donde la única esperanza es fiar todo a que la Unión Europea nos salve del desastre económico, porque del político a estas alturas ya nadie nos libra.
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