ETA no fue derrotada
Una sociedad y una democracia que permita esta impunidad de sus herederos y olvido de toda la muerte causada es una sociedad y una democracia absolutamente enferma e infame
Marcial Vázquez
Viernes, 17 de julio 2020, 01:29
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Marcial Vázquez
Viernes, 17 de julio 2020, 01:29
El pasado domingo, tras las elecciones vascas, volvimos a oír ese toque de corneta de alerta antifascista que nos advertía de que algo terrible había salido de las urnas autonómicas, y es que VOX había conseguido un escaño. Frente a ello nos encontrábamos con los ... 22 diputados de Herri Batasuna y la consolidación absoluta de la izquierda pro etarra como alternativa principal al PNV, esa derecha ejemplar que firmaba pactos secretos con la ETA justo después del asesinato de Miguel Ángel Blanco.
Pero para gran parte de la izquierda mediática y militante, el problema no estaba aquí, sino en que la 'ultraderecha fascista' había conseguido entrar en el ejemplar Parlamento Vasco, allí donde no hace muchos años Josu Ternera fue nombrado representante en una comisión de derechos humanos. Hemos llegado a un punto donde la izquierda demuestra sin mucho disimulo que prefieren esa fórmula que coreaban a medias la última noche electoral en Ferraz: con Rivera, no… pero con Otegi, sí. Si el partido socialista vasco aún no da el paso de formar coalición de gobierno con los batasunos y lo que queda de Podemos será por mero cálculo de interés oportunista, no por un ataque de moral y memoria.
Posiblemente fuimos demasiado optimistas cuando ETA abandonó hace casi 10 años el asesinato y la bomba y celebramos que la democracia había sido la vencedora. Por un lado, es incuestionable el tremendo alivio para miles de personas desde entonces que supieron que ya nunca tendrían que mirar debajo del coche antes de arrancarlo o ir con escoltas hasta para comprar el pan. Pero más allá del incalculable valor de tantas vidas que no iban a ser quitadas por la acción terrorista, pocos supieron ver el marco político y social que se podría producir en el País Vasco donde el hecho de que ETA ya no matase no significaba que hubiese sido vencida.
El único que intentó alertar de algo parecido fue Mayor Oreja, esa figura de la derecha transformada con el tiempo en la nada absoluta al que nadie hacía demasiado caso. Tampoco, es cierto, interesaba en aquel momento empañar una victoria «de la democracia» que no importó demasiado al conjunto de la sociedad española. Visto con perspectiva, un hecho histórico tan importante como la desaparición de un terrorismo que había matado a casi mil personas durante las últimas décadas no tuvo demasiado impacto más allá de un par de intentos de apropiación política de la victoria por parte del zapaterismo.
Llama la atención que los mismos que piden ilegalizar a VOX y negarle su legitimidad y derecho democrático a defender las ideas en los parlamentos, suelan ser los mismos que no ven nada de malo en el hecho de la vida parlamentaria de Herri Batasuna, porque lo importante es que los etarras y sus simpatizantes defiendan su proyecto totalitario y xenófobo en el escaño, no con las armas. Hablamos de que en VOX no hay ex terroristas condenados; en Batasuna, nada más en esta tajada, hay 3 ex presos de ETA.
Digo claramente que no tienen derecho ni legitimidad para defender desde la política el proyecto político dictado por los terroristas, porque aunque ya no maten nadie va a devolverles la vida a los cientos de asesinados y miles de vidas destruidas y destrozadas por los bienzobas y terneras. Una sociedad y una democracia que permita esta impunidad de sus herederos y olvido de toda la muerte causada es una sociedad y una democracia absolutamente enferma e infame. Y no me refiero solamente al País Vasco, porque la naturalización y legitimación de los batasunos va más allá de la cena de Idoia con Otegi.
Desde hace años vemos como se hacen homenajes de bienvenida a los asesinos etarras cuando vuelven a su pueblo, por mucho que la mayoría de medios de comunicación al servicio del sanchismo podemita hayan intentado ocultarlo cuando no negarlo directamente. ¿En que otro país europeo sería siquiera imaginable que se consintieran recibimientos con honores a miembros de una banda terrorista? Y aun después de esto tenemos que soportar como nos intentan convencer del gran ejemplo político vasco a imitar, donde a pesar de que se les ha colado una fascista esta vez, en las Generales si el PP consigue un diputado es de milagro.
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