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La soledad zen del alcalde capitalino se agudiza con la marcha de su amigo y compañero de viaje laboral y político Martínez Garvín, mucho más que un concejal de Hacienda sin hacienda, y que se suma a la marcha en febrero de nada menos que ... el presidente provincial del PP, mucho más que un concejal de Relaciones Institucionales, puente entre Jaén y Sevilla, entre un ayuntamiento quebrado y la opípara Junta, a la que por otra parte se le ha caído su discurso petitorio al Estado después de acatar sin rechistar que Feijóo rechace el nuevo techo de gasto, beneficioso para las comunidades autónomas, en su estrategia de no darle ni agua a Sánchez, a ver si cae de una vez, por no hablar de su errática política migratoria. Una peculiar política de Estado que recuerda aquella frase de Montoro, con Zapatero gobernante, de «que caiga España, que ya la levantaremos nosotros», de un patriotismo que empieza y acaba en el poder.
Al alcalde le cansa la insistencia por la salud del pacto, que se firmó ante notario y después fichó un 'project manager' (Rafael Ortega López se llama). Es normal, él no vino a esto, vino a gestionar, pero la luna de miel apenas duró poco. El problema no es el efecto sino la causa, el creciente desamor, a veces aireado como cuando la edil de Cultura le acusó de «torpedear» el acuerdo con el Real Jaén por el nombre de las calles, sin llegar a la batalla campal de 'La guerra de los Rose' pero tampoco meros estornudos como apunta el regidor, obligado por razón del cargo a quitarle hierro, y que tampoco este año se irá de vacaciones, solo escapadas, quizá porque tendría que dejar de alcalde al primer teniente, portavoz de JM+, de quien se fía pero no de su entorno, Macaulay Culkin en 'Solo en casa'.
No es la primera vez que esto ocurre, ya pasó con PSOE e IU en 2007-2011. La verdad es que los gobiernos de coalición necesitan en Jaén un curso intensivo de formación como hacen en las autoescuelas quienes tienen poco tiempo, y acabar con la maldición de quienes empiezan siempre proclamando que son un solo equipo, no dos partidos, y terminan como el rosario de la aurora. Ocurrió en el pasado mandato, cuando los tres ediles de Cs se salieron del equipo antes del ecuador por el fiasco del Colce y tuvieron que dejar el partido; o los tres también de Ciudadanos del mandato anterior, que no estuvieron en el gobierno pero fueron claves para que el PP pudiera gobernar en minoría, y que fueron expulsados a los pocos meses cuando el líder Juan Marín aún daba clases de ética política y de antitransfuguismo. Luego, ya si eso. Ahora preside el CES a propuesta del presidente de la Junta. Y queda por ver cómo acaba este mandato. Siempre tríos. La historia es cíclica en el 1 de Santa María.
El consejero de Presidencia, que manda más que el presidente, al menos en el día a día de la Junta, según vino a decir en un acto el portavoz de JM+, y no dijo mentira, ante la mirada atónita del alcalde, fue llamado de nuevo por Manuel Carlos Vallejo y el presidente de los 'merece', Juanma Camacho, los dos más proclives al pacto con el PP y opuestos a una moción de censura con el PSOE.
Sanz, bombero con galones y espolones, curtido a la vera de Javier Arenas Bocanegra, ya apagaba fuegos en Jaén en 2003. Estaba el PP jienense escindido entre partidarios del presidente, Fernández de Moya, y su antecesor en el partido y entonces alcalde, Sánchez de Alcázar. La pugna era seria, honda y duró años. El PP había vuelto a ganar en la capital, pero el partido no quería que Miguel Segovia siguiera de concejal de Urbanismo, por razones que no vienen al caso, con amenaza de motín en la investidura. Tuvo que venir el lugarteniente de Arenas, a poner paz con el manual de Salomón: Segovia no seguiría en Urbanismo pero se creaba para él la Concejalía de Presidencia, inexistente hasta entonces.
El viernes, como Moreno dejó para mañana lunes la remodelación del Gobierno andaluz, regresó Sanz a salvar el pacto, como le pidió JM+, con reunión en la Junta y no en el PP, para darle más empaque y satisfacción a los 'merece'. Lograda la escenografía, el contenido está por ver. Del fondo de cohesión, leitmotiv de JM+, nada concreto. El alcalde dejó caer que qué mejor fondo que la llegada de proyectos. O sea. Y pusieron de ejemplo Misión El Banco, en su mayor parte con fondos europeos, más un esfuerzo municipal y una subvención de la Junta bien vendida, junto con el anuncio de más en septiembre.
El otoño dictaminará el alcance de esos anuncios y, con la ejecución presupuestaria de la Junta en Jaén y el proyecto de presupuestos para 2025, posiblemente el último de la legislatura, el futuro del pacto municipal. De ahí que JM+ vea que se le acaba el tiempo y que sus bases le pinchan, cada vez más críticas con la escasa, hasta ahora, inversión de la Junta en Jaén y provincia.
Y el PSOE, solo en la oposición, deja encantado que el equipo de gobierno le eche una mano en su labor: las calles de La Victoria, el concurso para el logo turístico, el conflicto con los letrados municipales, la suspensión de las productividades a la plantilla o el litigio ganado (en primera instancia) a Aqualia, en el que inicialmente no creyó el PP municipal.
«¡Viva Jaén!», gritó un par de veces el viernes, ante un alcalde exultante y aliviado, el habilidoso Antonio Sanz, que incluso supo colocar de nuevo el mensaje del PP sobre los ERE. Admitió que siguen pagando a los trabajadores de esos ERE, pero obligados por ley. Lógico. La gran mayoría de los manidos 680 millones del mecanismo de pago no se defraudaron, llegaron a donde debían. En los ERE hubo corrupción. Evidente y vergonzosa. Y también cacería política. Igual de evidente y vergonzante. Y cada uno pone el acento donde considera. El PP, que tanta rentabilidad política obtuvo, no va a dejar que le cambien el relato y por eso insiste en machacar la hebra.
En septiembre, más. Mucho más. Y saldremos de dudas.
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