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Desencanto catalán

Editorial ·

El secesionismo creía que el tiempo jugaba a su favor por la incorporación de jóvenes 'solo catalanes'; los sondeos dicen lo contrario

Domingo, 18 de julio 2021, 22:49

La encuesta de mayo realizada por el Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat catalana, tres meses después de las últimas elecciones autonómicas en aquella comunidad, situó el 'no' a la independencia en el 48,7% y el 'sí' en el 44,5%. Además, esta última opción era apoyada por el 41,3% de los jóvenes entre 18 y 24 años. Jóvenes que se identificaban solo en un 16,3% con la idea de que «Cataluña es una nación»; no llegando a un tercio de ellos –el 31,5%– quienes apostaban por conformar su futuro político a modo de «Estado independiente». Tan notable cambio de tendencia respecto a encuestas anteriores no obedece a un sentimiento de desarraigo y coincide con el barómetro de opinión que el Instituto de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Barcelona realiza anualmente. El 87% de quienes han alcanzado el derecho a voto en Cataluña han nacido allí, y se dicen por encima de todo catalanes en un 47,8%, dos puntos más que la media de la población. Sin embargo, se consideran menos catalanistas que el resto, y es ligeramente menor su simpatía hacia las formaciones soberanistas al distanciarse de Junts, aunque su defensa del «derecho a decidir» vía referéndum sea superior a la media catalana.

Las respuestas de los jóvenes de 18 a 24 años ponen en entredicho dos supuestos sobre los que se alzó el 'procés' de 2012 en adelante. El primero, que el establecimiento de la 'república catalana' era inexorable porque así lo exigían las nuevas generaciones, que habrían desconectado de la Constitución y el Estatuto. El segundo, que la independencia se percibía ya como la única solución de los problemas económicos y sociales de Cataluña, que se agravaban a causa de su pertenencia a España. El secesionismo en su conjunto concebía que el trascurso del tiempo jugaba a su favor por la paulatina incorporación de jóvenes «solo catalanes» al cuerpo electoral. Una previsión que está resultando fallida, porque la opción de voto entre 18 y 24 años es ya menos independentista que la media del país, lo que obliga a la coalición ERC-Junts, que se sucede en el gobierno de la Generatitat con el apoyo de la CUP, a plantearse el objetivo de perpetuar una situación de 'empate infinito' con las fuerzas autonomistas, pero no el de la imposición de la agenda secesionista como mandato emanado del 1-O. El desencanto ante la frustración de las expectativas generadas por la 'vía catalana' y la lección de realismo que ha supuesto la pandemia han puesto en cuestión, entre los propios secesionistas, la capacidad del independentismo para liderar y gobernar Cataluña.

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