Dicen que se entra llorando...
Sólo me queda agradeceros el haberme hecho sentir uno más. Y lo habéis hecho con maestría, con educación, con honestidad y con humildad
José Lucas Chaves Maza
Miércoles, 2 de octubre 2019, 23:32
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José Lucas Chaves Maza
Miércoles, 2 de octubre 2019, 23:32
Cuando era pequeño me encantaba ir a la casa de mi abuelo Pepe a escucharle contar interminables historias de su vida por el mundo. Era como sentarte con el mismísimo Julio Verne. En la puerta de su casa, había un azulejo azul que tenía dos ... dibujos, de los cuales sólo reconocía el de arriba; era la Giralda de Sevilla, pero esa Giralda no emergía de la Catedral gótica hispalense, se fundía con el dibujo inferior donde aparecía la silueta de un castillo en mitad de una colina. De pequeño miraba mi torre almohade e inconscientemente desenfocaba la imagen de aquella montaña.
Hace cuatro años mi vida abría una incógnita profesional muy grande, acababa de salir del Ayuntamiento de Sevilla y volvía a mi actividad como gestor cultural en el ámbito privado. Pasados unos meses vi el anuncio de la plaza de director del área de Cultura y Deportes de la Diputación de Jaén y director del Centro Cultural Baños Árabes. Sin más, y sin conocer a nadie de esta tierra decidí presentarme. Cuando me convocaron a la entrevista me hospedé esa noche en el Hotel Condestable y a las nueve de la mañana el diputado Juan Ángel Pérez me recibió. Después de unos días me llamó para comunicarme que yo iba a ser su director durante los tres años de mandato que faltaban. Verdaderamente no sabía que aquella decisión iba a cambiar mi vida por completo.
Durante este tiempo he podido comprobar que Jaén es uno de los lugares más impactantes que he conocido. De la belleza de sus campos, de la riqueza de sus productos y del patrimonio cultural que ostenta ya era conocedor y de alguna manera u otra había oído hablar de él. Lo que no podía imaginar era que el auténtico Paraíso Interior del que presumen está en su gente; comprendí que no solo es Interior porque sea una provincia turística sin costa, sino que lo que verdaderamente quiere resaltar es el corazón y el espíritu de las personas que aquí viven, por eso creo que es de justicia proyectar esa magia que tiene sus habitantes.
Han sido muchos momentos vividos en esta tierra a la que he podido conocer a fondo, casi todos sus rincones y en todas sus estaciones. Lo malo de entrar en el camino del laberinto es que una vez dentro es muy difícil salir, y cada vez que doblas una esquina aparecen nuevos caminos interminables. Me encantaría poder nombrarlos todos y a todos los cicerones que me han mostrado ese camino, pero no acabaría nunca; aunque me queda la tranquilidad de saber que ellos saben quiénes son.
Sólo me queda agradeceros el haberme hecho sentir uno más. Y lo habéis hecho con maestría, con educación, con honestidad y con humildad. Y eso, a las mujeres y los hombres de Jaén os hace grandes, os hace libres.
He aprendido de vuestra cultura, de vuestras costumbres. Me he empapado de las fiestas y de los festivales. De vuestra comida, de vuestros vinos, pero también de vuestros músicos, actores, directores, escritores, de vuestros técnicos. He aprendido de los maestros, pintores pero también de los atletas, entrenadores, deportistas. He sabido apreciar vuestros campos, vuestros monumentos, vuestro patrimonio. He trabajado con magníficos profesionales en todos los ámbitos y rangos de la Diputación. He disfrutado de conciertos y de teatros, de partidos del Jaén Paraíso Interior y he sido el 'Matapatos bético' de mi familia deportiva, el GAB JAÉN. He sido todo eso y no ha sido un sueño; tanto es así que espero poder seguir trabajando para esta ciudad y para esta provincia que me ha dado tanto.
Mi abuelo Pepe Maza, el de las historias, vivió en una casa de la calle donde hoy un pasaje lleva su apellido. Cada vez que pasaba por delante del Pasaje me paraba en Casa Paco y me acordaba de aquel azulejo que presidía la puerta de su casa en Sevilla; el dibujo inferior que yo mismo desenfocaba de pequeño no era otro que el Castillo de Santa Catalina, hoy lo veo todo claro y entiendo que mi abuelo necesitara de ambos lugares para marcar las raíces de su vida.
Aquel azulejo se perdió cuando demolieron su casa. Me encantaría haberlo conservado para poder colocarlo en mi puerta por si alguien pregunta por este sevillano jienense.
Ha sido un verdadero placer.
Muchas gracias.
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