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Dictador ¿is out?
Huesos de aceituna ·
Hemos dado ejemplo al mundo cumpliendo, de un modo ejemplar, lo establecido en la Ley de Memoria HistóricaJosé Luis González
Sábado, 26 de octubre 2019, 00:31
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Huesos de aceituna ·
Hemos dado ejemplo al mundo cumpliendo, de un modo ejemplar, lo establecido en la Ley de Memoria HistóricaJosé Luis González
Sábado, 26 de octubre 2019, 00:31
Los restos del golpista y dictador ya están fuera. Fuera del mausoleo para mayor gloria del totalitarismo y el nacionalcatolicismo, edificado con la sangre, el ... sudor y las lágrimas de los vencidos; y, además, sobre sus propios restos. Fuera de ese húmedo y barato engendro arquitectónico, construido sin el menor gusto estético. Fuera de esa realidad paralela repujada con banderas anticonstitucionales, aguiluchos inertes, manos extendidas y canturreos solanos. Fuera de las cloacas del Estado moderno que tanto tiempo y esfuerzo nos está costando construir. Fuera de nuestras pesadillas. Fuera de nuestra vista.
Hemos dado ejemplo al mundo cumpliendo, de un modo ejemplar, lo establecido en la Ley de Memoria Histórica. Al día siguiente, al parecer, no se han quemado iglesias, como predijo la inconsistente presidenta de la Comunidad Madrid, Isabel Natividad Díaz Ayuso; ni se han violado los derechos de ninguna persona, como recelaba el PP; ni se ha unido el cielo con la tierra, como aducían los lunáticos correligionarios del finado. Ha ocurrido algo de lo que debiéramos haber sido testigos hace varias décadas: que la España dignamente democrática y europea entierre a cada cual en el lugar que le corresponde: al dictador con su consorte y a cada una de sus víctimas con los suyos, o donde hubieran dejado dicho, o donde sus familiares elijan. Pero no. Siempre preferimos mirar a otro lado por temor a despertar a la bestia que todo español lleva dentro, sin caer en la cuenta de que la bestia nunca se durmió del todo.
No hay más que observar. Mirar a nuestro alrededor y no perder de vista a ciertos actores secundarios que ya amenazan con alcanzar de nuevo el protagonismo. Cataluña está sacando lo peor de nosotros, a ambos lados de sus límites territoriales. Vemos de nuevo hondear las banderas como arma arrojadiza, envolviendo nuestras verdades, nuestras mentiras y nuestras miserias. Cantamos los himnos como si conociésemos su verdadera esencia, y recitamos artículos de una Constitución que jamás hemos leído. Claro, alguien me dirá o, seguramente, me gritará –reacción más propia de este tiempo–: «yo sí me la he leído». Entonces, contestaré: peor, mucho peor, porque no has entendido nada.
También somos testigos ahora de encendidas loas a la represión, a los encarcelamientos indefinidos, al estrechamiento de derechos tan esenciales como el de expresión o manifestación. En esta materia, nada nos está vedado ni a los ciudadanos en general ni, lo que es más inquietante, a nuestros representantes políticos en particular. '¡Ley de seguridad nacional!', '¡artículo 155!', '¡art. 8!', '¡cadena perpetua -es decir, prisión permanente revisable- para los sediciosos!'. ¿No están hartos? ¿Es que no hemos aprendido nada de nuestra historia? Es más, ¿la conocemos, siquiera? La verdad es que siento miedo de contestar a esta última pregunta. Fíjense que, aquí, la extrema derecha habla de 'restaurar el orden constitucional' y del 'totalitarismo' de los progresistas (sic), y en EE UU se estima que 4 de cada 10 estadounidenses cree firmemente en el creacionismo, impartido además en innumerables escuelas allí. No digo más.
El cuerpo del dictador, por fin, esta fuera. Su esencia no del todo. Las gentes que miramos al futuro hemos de seguir luchando por extirparla de nuestras entrañas. El mejor modo posible es la educación, la cultura y el conocimiento. Armas poderosas, pero cuyo manejo requiere el esfuerzo continuado de los sucesivos gobiernos estatales, autonómicos y locales. También de los padres y las madres, cuyo principal deber es, además de alimentar a su prole, educarla y dejarla al margen de cualquier forma de odio. Ensanchar su mente para que su vista abarque la amplitud del horizonte. Allí encontrará tanta riqueza que no sentirá el menor interés por su propio ombligo. Adquirirá empatía, la capacidad para ponerse en el lugar del otro o de la otra. Entonces actuará de un modo distinto y podrá hacer algo tan sencillo como dialogar en paz.
Por lo pronto, los tres partidos que sostienen al Gobierno andaluz lo que han acordado es la 'promoción y el conocimiento' de la caza en los colegios. No sé a ustedes, pero a mí se me viene a la cabeza una foto del dictador con su rifle durante una de sus cacerías en la Sierra donde nací. Prueba de que, aunque su cuerpo ya está felizmente fuera de Cuelgamuros, no estará del todo 'out' mientras su esencia permanezca en las instituciones democráticas. Ustedes deciden.
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