Diez años de aquel 15M

Las plazas de muchas ciudades se ocuparon por la gente de a pie a grito de 'Democracia Real ya', pero aquellas voces en muy poco tiempo dejaron de escucharse. Al frente de estos fuertes movimientos rápidamente se puso alguien que se creía que era el mesías, un dios elegido por el pueblo para defenderlo y no era nada más y nada menos que un títere al que se habían encargado de encumbrar los poderes mediáticos de este país con el único objetivo de dividir y fragmentar a la izquierda española y sobre todo al Partido Socialista para que no le pudiera hacer frente a la derecha más reaccionaria de España.

Ahora, diez años después vemos con escepticismo como la derecha y la ultraderecha españolas tienen más fuerza y poder que nunca en la historia de nuestra democracia. Vemos como proponen de manera chulesca, en muchos casos, cuestiones que en otro tiempo eran inconcebibles que se propusieran y que por mucho menos de eso se habría puesto el grito en el cielo con importantes revueltas sociales que tumbarían cualquier propuesta tan descabellada como las que podemos escuchar día sí y día también por parte de la derecha y sobre todo la ultraderecha de este país.

Aquel movimiento del 15M parecía que un principio pisaba con fuerza, porque en poco tiempo empezaron a ver frutos de lo que en esas plazas se habían sembrado, pero casi a unísono muchos empezamos a darnos cuenta de que los frutos de aquellas siembras los estaba cosechando quien había provocado que la gente de a pie, de clase media, y sobre todos los jóvenes salieran a ocupar esas plazas a consecuencias de la dejadez y la pérdida de derechos sociales que día tras día se venía produciendo, no sólo en España sino en toda Europa.

Esos actores del 15M que parecía que se iban a comer el mundo andan en retirada de la vida política, casi con toda seguridad con su objetivo cumplido, que no era otro que llegar a ella para forrarse como todos hacían, sino también por haber contribuido a la desestabilización de la izquierda, para que mientras tanto la derecha pudiera aplicar, sin respeto a medida, sus políticas que tenia guardadas en un cajón desde que falleció el dictador, a la espera de esa oportunidad que estos gestores del 15M le estaban facilitando.

Diez años después nos sirven para ver, con frustración, como unos cuantos charlatanes intentaron tomarnos el pelo a una sociedad entera, con promesas y cantos de sirena, que lo único que han conseguido ha sido polarizar los extremos y radicalizar mucho más la política en este país, aumentando los populismos de uno y otro sentido, que lo único que hacen y sobre todo dicen lo que la gente quieres escuchar, pero luego está claro que cuando llegan al poder son lobos con piel de cordero.