Cuando Halloween se hizo realidad
Son muchos años esquilmando la naturaleza, legislando a favor del dinero que destruye construyendo sin control, como sea y donde sea.
DORI DELGADO
JAÉN
Domingo, 3 de noviembre 2024, 10:58
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DORI DELGADO
JAÉN
Domingo, 3 de noviembre 2024, 10:58
Andaba yo cavilando sobre las festividades de estos días y, más fiel a la tradición que a la modernidad, pensaba cómo iba a abominar de los trucos y los tratos, hasta que Halloween se hizo realidad en forma de DANA cambiando esqueletos de plástico y ... sangre mentida por un diluvio universal acompañado de un terrorífico espectáculo pirotécnico. Los medios nos muestran un escenario dantesco, un amasijo de barro, casas y carreteras destrozadas, coches amontonados y nuevos náufragos a la deriva. Las cifras de los daños y los muertos son escalofriantes.
Pegada a la radio, escucho que en el Congreso de los Diputados han suspendido la sesión en la que iban a discutir, no construir, una vez más y han visto que no era día para eso. ¿Qué harán hoy nuestros diputados? ¿Viajarán a los lugares del desastre? ¿Día libre? ¿Pensarán? ¿Les dolerá?
Horas más tarde, un científico opina que hay partidos que dan la espalda a la ciencia, que la raíz de la intensidad y la frecuencia de los desastres está en el cambio climático, que no tenemos perspectiva frente a los peligros a largo plazo. Es verdad que cada cierto tiempo ocurren catástrofes pero el cambio climático no se fragua en unos días. Son muchos años esquilmando la naturaleza, legislando a favor del dinero que destruye construyendo sin control, como sea y donde sea. ¿Cuántas veces nos tienen que recordar que en ese cauce, rambla,... no se debe construir porque algún día la naturaleza reclamará su territorio? Por las buenas, o como ahora, por las malas.
Y ahora parece que el Mediterráneo es un punto caliente con mucha energía acumulada, el escenario idóneo para la tragedia (dos mil quinientos años después), el Mare Nostrum del que nos hemos apropiado literalmente para sembrarlo de dinero y paraísos artificiales de cemento que ahogan la vida natural, que calientan la temperatura del agua y que terminarán por asfixiarnos si no ponemos coto a este sinsentido.
Hace unos años dio una conferencia en la Región de Murcia el científico Miguel Delibes de Castro, hijo del insigne escritor y amante de la naturaleza. De casta le viene al galgo. Advirtió de la situación inquietante y de la desaparición de especies a un ritmo elevado. Estas fueron algunas de sus palabras: «Sin la naturaleza no vamos a ningún sitio, es un lujo y es necesario conservarla por nuestro propio bien, dependemos de ella más que ella de nosotros».
Ojalá que se mejoren infraestructuras y protocolos, que tomemos conciencia y abandonemos la inacción por un modelo de vida saludable que nos permita seguir aquí, que las políticas públicas actúen para estar preparados y se minimicen los daños cuando vuelva a ocurrir. Porque volverá.
Respecto a Halloween, me encuentro en una contradicción. Ojalá todos los afectados y fallecidos pudieran estar celebrando esa fiesta o la que hubieran querido. Hay mucha faena por delante y mucho dolor que superar. Este año, con mucha más tristeza, algunos miraremos al cielo y 'celebraremos' irremediablemente los Días de Santos y Difuntos.
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