Toda muerte es una traición. Ese es el problema. Más el insondable vacío que deja la pérdida de una persona con la que has recorrido hombro con hombro parte de tu vida y de la que tanto has aprendido. La del profesor Edmond Cros (1931- ... 2019), sobrevenida el pasado 2 de noviembre, supone además una gran pérdida para el hispanismo, para los estudios sociocríticos y también para Granada, por su vinculación durante muchos años como profesor invitado de nuestra universidad, en docencia de doctorado y máster del área de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada; también por formar parte de la Academia de Buenas Letras de Granada en calidad de académico correspondiente en Montpellier, Francia.
Es cierto que quedan sus discípulos, su extensa obra publicada, la web 'sociocritique.fr' con sus sobresalientes estudios, las instituciones creadas y el fértil sustrato de su docencia en doctorandos y miles de alumnos de todo el mundo, no pocos de ellos granadinos. Queda también el catálogo de publicaciones de la sección editorial del 'Centre d'etudes et recherches sociocritiques' (CERS) de Montpellier, que incluye las revistas 'Imprévue' y 'Sociocriticism' –ésta con una segunda época en la Universidad de Granada, entre 2006 y 2018– y varias colecciones donde las reflexiones teóricas y las aplicaciones a las culturas hispánicas han resultado imprescindibles. Podemos, en fin, y debemos, invocar siempre mil fórmulas de consuelo. Pero cuando entra la muerte en el cálculo de la cuenta de resultados, sólo cabe la pérdida.
En todo caso, doy aquí algunos datos de ese balance de una vida solidaria y de esfuerzo: Cros fue durante décadas catedrático de Literatura Española y Latinoamericana de la Universidad Paul Valéry de Montpellier, ocupó la Andrew W. Mellon Chair en la Universidad de Pittsburgh –allí fundó la revista 'Sociocriticism' en 1985– y fue el principal representante de la escuela montpelleriana de sociocrítica –creó en 1974 el CERS‒ y en 1991 constituyó el 'Institut international de sociocritique' en la Universidad de Guadalajara de México, país con el que se sintió estrechamente vinculado, además de con otros países americanos. Dedicó lo mejor de su vida a la investigación de textos literarios –no le fueron ajenos tampoco los dominios de la pintura, el cine e incluso la historia social y política– que han hecho posible un original cuerpo de reflexión teórica que ha transitado desde una teoría del texto a una teoría del sujeto cultural con la que ha abordado, bisturí conceptual en mano, el problema de la conciencia y el funcionamiento de la cultura, herramientas a la postre imprescindibles para construir una comprensión del hecho literario en tanto que red textual que transcribe hechos sociales.
Su investigación ha basculado, pues, entre el mundo de la particularidad literaria, cultural, histórica y social y la especulación teórica en beneficio siempre de su aplicabilidad situado en una base materialista por las epistemes del materialismo histórico, la lingüística y los estudios psicológico-analíticos, con aplicación de procedimientos de conocimiento tanto inductivos como hipotético-deductivos.
Su programa de conocimiento surgió como alternativa superadora del fetichismo lingüisticista y del sociologismo literario que colmaron el último tercio del siglo XX, lo que le llevó a reconocer los límites de las explicaciones de los textos por su referencialidad o reflejo y aquellas que operaban en la clausura de los mismos, situándose en la materialidad textual donde trató de analizar qué elementos de lo real socioeconómico, sobre todo, alcanzaban su inscripción en el discurso, cómo se producía dicha materialidad y qué función venía a cumplir.
De otras facetas de la extraordinaria personalidad de Edmond Cros podría escribir páginas. Pero con el dolor vivo de su pérdida, sólo me cabe acudir a Antonio Machado para pedirle unos versos elegiacos de los que dedicara a Giner de los Ríos: «¿Murió?... Sólo sabemos / que se nos fue por una senda clara, / diciéndonos: Hacedme / un duelo de labores y esperanzas. / Sed buenos y no más, sed lo que he sido / entre vosotros: alma».
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