l ruido de los cascos vikingos de quienes insisten en negar la necesidad de reconvertir las aulas, en todos los aspectos, en espacios adaptados al siglo XXI tratará de ocultar ciertas bondades –al menos para mí- que contiene la que se baraja como 'Educación para ... la ciudadanía'. Los casposos de las derechas, muchos de los cuales han aprendido sexualidad a través de la pornografía o han pagado para que le enseñen una teta en un bar muy seguramente, reducen el contenido de la asignatura a que van a hablar de masturbación a menores con 10 años de edad.

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Sí, porque los hay que ya lo hacen a esa edad o poco después. Tienen edad para tener móvil, para entrar en redes sociales y ver tuerkin o como se diga, pero no se les puede hablar de vulvas ni penes ni placer a quienes pasan horas pegados a los videojuegos en los que se decapita a seres humanos. En esas clases se hablará, además, de algo tan fundamental como el sexo consentido y la violencia de género, que mata.

Esto ya toca las narices a las derechas porque el feminismo come terreno al patriarcado, con lo a gusto que ha estado. También se va a incluir la figura de la aportación femenina a ciertas disciplinas como las Matemáticas para que no tenga que venir Amenábar a contarnos quién era Hipatia.

En Educación Física se va a hablar del esfuerzo, de la inclusión y de que no hay que jugar al fútbol para demostrar que se es un 'machoman'. Se va a abordar la homosexualidad, la interculturalidad, la migración…. Todo desde una perspectiva cívica, ciudadana, de respeto y realidad y que, luego, cada uno vote lo que quiera llegado el momento.

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El PP –que es una risa- dice que adoctrina. Lo asegura el partido que impuso la Religión Católica como asignatura decisiva para el currículo, como si la iglesia –por dios bendito- no llevara milenios adoctrinando a las masas.

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