Aseguran que la posible quiebra de la empresa china Evergrande puede provocar un efecto dominó y dejarnos la economía para el arrastre. La Bolsa lo va anticipando.
Conviene que nos vayamos preparando incluso quienes nunca habíamos oído hablar de Evergrande ni de las inmobiliarias chinas. ... La ignorancia de las causas no exime de las consecuencias. Tampoco sabíamos nada de Lehman Brothers y eso no nos libró en su día del estropicio que causó su caída.
Cuando nuestros arúspices vaticinan algún batacazo tienden a acertar, otra cosa sería al revés. Es lo que tiene el efecto dominó, que solo funciona en una dirección, la del tortazo.
Nunca se nos anuncia que un brillante negocio o descubrimiento afortunado producido en China, Australia o América nos sacará de pobres gracias al efecto dominó. Debe de ser que en esos casos se forma una cadena de intermediarios que se levantan las comisiones, el santo y la limosna, con lo que la onda benefactora no nos llega.
Nuestro sino hace que, si vienen mal dadas, los intermediarios se quiten del medio. O, sálvese quien pueda, procuran que vayan cayendo rápidamente las fichas sobre nuestras cabezas. Nos tocará hacer de paganos, incluso si el problema radica en que se ha creado una burbuja inmobiliaria en China, desliz del que no habíamos tenido noticias ni participación remota.
Si se forma aquí una burbuja inmobiliaria nos toca pagar. Lo mismo si es en China o en Estados Unidos. Es lo bonito de la globalización: todos los porrazos les caen a los mismos.
No nos libramos de una. Hay subida de la luz (por motivos inciertos que Gobierno no consigue explicar, si los entiende), habrá efecto dominó y todo se encarecerá. Hay escasez de semiconductores y por el efecto dominó se paralizan aquí las empresas automovilísticas, sube el paro, etcétera. Encalla un barco en Suez e ídem de lienzo. Todos los efectos dominó nos caen encima,
Si los chinos o los de la luz se recuperan, no nos llegarán los repartos de beneficios. El efecto dominó es unidireccional y siempre nos cae encima la última ficha. Cualquier tropezón que suceda en Francia, Andorra, Estados Unidos, Marruecos o Kuala Lumpur nos acaba haciendo la pascua.
Y eso, sin contar con la habilidad del político patrio para generar sus propios efectos dominó, capaces de destruirlos a sí mismos. Recuérdese cuando socialistas y Ciudadanos empezaron con la moción de censura en Murcia que, por el efecto dominó, acabó con Ciudadanos, liquidó a Iglesias y puso patas arriba al PSOE. Les das una escopeta y se disparan al pie.
Quizás contribuye a magnificar los efectos de los dominós entre nosotros la escasa capacidad de prever de nuestros mandos y la endeblez de nuestros sistemas, que se dirían sujetos con alfileres.
Lo peor del efecto dominó que quizás provoque la empresa china Evergrande es que luego no podremos atribuirlo a las deficiencias del sistema capitalista –lo que siempre consuela al progre–, habida cuenta de que allí siguen mandando los comunistas.
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