Este domingo 12 de marzo mi hijo inauguró la temporada de playa con un chapuzón en Torregarcía. Iba en calzoncillos, no tenía toalla y el agua estaba como tres o cuatro grados por debajo de fresca. Pero le dio igual todo. Después de correr de ... un lado para otro por la arena con un amigo, con el sol en todo lo alto y un cielo azul intenso, el poco frío que pudiera quedarle en su cuerpecillo se evaporó, y no hubo quien lo parara (tampoco es que yo lo intentara mucho). Se lanzó de púa (de cabeza, para los no almerienses) y se quedó chapoteando un buen rato.
En Torregarcía era el único garbanzo en remojo pero IDEAL publicaba ese día una crónica sobre los primeros bañistas metiendo el pie en las playas de El Zapillo, así que tampoco es que mi niño haya hecho nada extraordinario. Según este periódico, la mañana del domingo, la temperatura superaba los 23 grados centígrados en Almería ciudad, y la estampa del Paseo Marítimo parecía más de junio que de marzo.
Me haría gracia que este año mi retoño se le hubiera adelantado a El Corte Inglés anunciando la primavera, si no fuera porque es la propia primavera la que se ha adelantado, a El Corte Inglés y a sí misma, metiéndose, como una lengua cálida, en territorio que aún es del invierno. Y eso no es para hacer gracia, precisamente, más bien es para dar miedo: si esto ocurre antes de finalizado el primer trimestre del año, ¿cómo estaremos cuando llegue el verano? Me preocupa que marzo parezca junio, y que junio llegue con las terribles noches de Levante de julio y agosto, aquellas en las que parece que te falta la vida .Y que julio sea tan aplastantemente caluroso que ya no lo podamos comparar con nada, porque no tendremos referencias.
Los expertos ven probable que este verano La Niña, que lleva tres años condicionando el clima del planeta desde el océano Pacífico, le pase el relevo a El Niño. Ambos son dos fenómenos que modulan el clima terrestre, y se van alternando en periodos que pueden durar entre 2 y siete años, La Niña, enfriando, El Niño, calentando. Si El Niño retorna, es probable que se alcancen temperaturas globales 1,5ºC por encima del periodo preindustrial.
Los científicos no son optimistas sobre la progresión del cambio climático. Rectifico. Los científicos llevan décadas sin ser optimistas sobre la progresión del cambio climático, solo que sus prédicas estaban rodeadas de desierto, se dirigían a oídos sordos, caían en sacos rotos. Ahora los escuchamos más, pero tampoco es que estemos adoptando medidas lo suficientemente drásticas como para revertir la situación. Para colmo, estamos ecoansiosos, lo que quiere decir que sentimos una mezcla de angustia por el futuro y de culpa por la actividad humana que está detrás del calentamiento global. Y esa ecoansiedad, mal gestionada, bloquea frente al miedo y la incertidumbre.
La cosa no tiene buena pinta, pero quiero ser optimista. Al fin y al cabo, los humanos solo nos ponemos las pilas cuando le vemos las orejas al lobo, y en estos momentos se las estamos viendo, a base de bien. Es tiempo de actuar, ya, y eso pasa por dejar de ponernos súper-contentos cuando un 12 de marzo hace tiempo de playa, y por empezar a pensar que son los aldabonazos del cambio climático llamando, cada vez más fuerte, a nuestra puerta.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.