Vidas cruzadas

«Debo reconocer que me siento abrumado por la figura de Fernando Sánchez Dragó, un autor superconocido que por supuesto, no necesita presentación alguna. Como muchos de ustedes yo conocí a Sánchez Dragó cuando leí 'Gárgoris y Habidis', libro en el que analiza la historia mágica de España y quedé abrumado. Desde entonces lo he seguido por el ancho mundo, aunque tampoco he necesitado correr demasiado, por tenerlo semanalmente en la televisión con todo tipo de temas recurrentes como la espiritualidad, la conciencia, las religiones, la literatura, el universo filosófico de Oriente, el rechazo del mundo moderno y del judeo-cristianismo, o renegando del racionalismo europeo en ocasiones, y en otras de la fe cristiana, a la que contrapone los valores místicos del gnosticismo y de una antigüedad que considera nuestra gran desconocida.

Simpático, culto, librepensador, ingenioso, inteligente, opositor a la dictadura franquista, fascinado por el taoísmo y el hinduismo, tribuno de nuestras letras, gran embajador de nuestra cultura, aunque siempre hablando alto, fuerte y mal de España. Si habla mal de España... es español. Como irónicamente reconoce en uno de sus últimos libros.

Por sus programas han pasado miles de personajes, reales y ficticios, grandes cineastas, ha peleado por la libertad de los saharauis y, pese a su escepticismo, no ha dejado un solo momento de estar en la brega diaria. En novelas como El camino del corazón, Fernando es fuertemente autobiográfico, en realidad lo es siempre, en todas sus novelas. Esta en concreto transcurre en Bali, uno de los más admirados lugares de Rafael Guillén, y que contiene capítulos cruciales sobre su vida.

En Sánchez Dragó hay en él hay más de una vida, la vida que él vive por las regiones más apartadas de la tierra y la otra que cuenta, sin desviarse un momento ni de su vida ni de la literatura, que es una manía en él, siempre en busca y de manera incansable la verdad de las cosas.

Sus esfuerzos por el desarrollo y divulgación de nuestra cultura, por el reconocimiento de los personajes más relevantes son ejemplares; pero sus temas no se reducen tan solo a nuestras letras. Ha analizado a los grandes del cine, desde Orson Welles , a Ellia Kazan y a Ford Coppola, ha entrevistado a los más interesantes de nuestro cine desde José Luis Garci a tantos otros, actores y actrices. Fernando siempre ha estado en la cumbre de los medios de comunicación, con opiniones valientes y arriesgadas, ha sido un viajero infatigable, siempre a la búsqueda de los lugares más inhóspitos del mundo, descubriendo palmo a palmo los países más hermosos y primitivos, la belleza inmersa en siglos pasados desde Myanmar a Bankok y a la India de Kipling, analizando el África profunda con Javier Reverte. Ha vivido en Fez y ha entrevistado a Juan Goytisolo. No sé si ha visitado las cumbres del Machu Pichu, pero ha ido allí de la mano de Alberto Vázquez Figueroa, ha viajado a los mares del sur con Luis Pancorbo, a La Mancha de Cervantes con Jesús Torbado, al Pirineo aragonés con José Antonio Labordeta, a Egipto con Terenci Moix. Conmigo hemos coincidido en Gao en la Curva del Níger, en todos sus programas los viajes más exóticos y los viajeros más alucinantes, siempre a la caza de los mejores sueños.

Lo que me fascina Fernando Sánchez Dragó es la emoción que trasmite al espectador en todo tipo de temas polémicos; pero, sobre todo, su amplísima cultura bibliográfica en los temas más variados con los que siempre ha estado a la cabeza de los autores más leídos de España. Me basta citar en su larga lista algunas de sus obras: El ya dicho 'Gárgoris y Habidis', con el que impresionó la España del momento, 'Diccionario de la España Mágica' (1997), 'Historia Mágica del Camino de Santiago' (1999), 'Carta de Jesús al Papa' (2001), 'El Sendero de la Mano Izquierda', 'Muertes Paralelas' y 'Diario de la Noche'«