Que la ciencia es una aventura imprescindible para el progreso y bienestar de la sociedad es fácil de admitir; sin embargo, como cualquier actividad humana, ... tiene sus luces y sus sombras. Éstas últimas son tema de creciente preocupación y se derivan principalmente de la forma en que se evalúa la producción científica.

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La Ciencia Abierta es un movimiento mundial que trata de dar respuesta a esas dificultades mediante un cambio de paradigma en la producción, financiación, comunicación y evaluación de la investigación científica. Surge en la primera década del presente siglo y no cuestiona lo que se hace, pero sí cómo se hace. Por estar aún en pleno desarrollo, no hay acuerdo general en su definición, aunque sí existe consenso en que se basa en dos pilares fundamentales.

En primer lugar, el que tiene que ver con el propio proceso de la investigación en busca de un mayor rigor metodológico con el fin de hacer más eficiente la gran cantidad de recursos dedicados a la investigación científica; España invirtió en el año 2023 más de 22.000 millones de euros y está bastante por debajo de la media de la Unión Europea. Se trata de hacer mucho más transparente dicho proceso poniendo a disposición de la comunidad científica los protocolos de investigación, los datos generados y haciendo accesible sin coste alguno los resultados de las investigaciones. Mucha de la problemática se debe a la forma en que se evalúa la actividad de los científicos, que se ven obligados a publicar constantemente, pues su carrera profesional depende más de la cantidad que de la calidad de sus publicaciones. Ello ha hecho florecer algunas malas prácticas relacionadas con todo el ecosistema científico, de forma especial con las revistas científicas. Actualmente, las agencias de evaluación están tratando de implantar sistemas que primen más la calidad que la cantidad de lo publicado.

El segundo pilar de la Ciencia Abierta tiene que ver con el componente social de la ciencia, que ha dejado de ser algo exclusivo de los científicos para ser una materia en la que la sociedad tiene un papel importante que jugar, ya sea mediante la aportación de ideas o contribuyendo con sus recursos y herramientas. Se trata de una participación activa de la ciudadanía en las distintas etapas de la investigación creando lo que se denomina Ciencia Ciudadana; existen ejemplos de este tipo de colaboración en astronomía, ecología, salud pública, etc.

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En definitiva, la Ciencia Abierta pretende aumentar el rigor, la calidad y la eficiencia de la investigación, haciéndola más colaborativa y con una mayor vinculación con las necesidades de la sociedad.

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