Mis encuentros con Albert Jovell
Nos iluminó con los principios (teóricos y prácticos) de lo que denominó «medicina basa en la afectividad»
DR. JOSé luis bimbela pedrola
Viernes, 31 de julio 2020, 22:15
Mis encuentros con Albert Jovell, Doctor en Medicina y Cirugía, y Doctor en Sociología y Ciencias Políticas, se iniciaron en los papeles. Concretamente, a través ... de un artículo publicado en la prestigiosa revista Medicina Clínica en 1999. En unos tiempos en los que parecía que solamente existía la «medicina basada en la evidencia», Albert Jovell nos iluminó con los principios (teóricos y prácticos) de lo que denominó «medicina basada en la afectividad». Un texto magnífico. Modélico en contenido y forma. Lúcido y clarividente. Genial. Y de enorme vigencia, pese a los años transcurridos, en estos tiempos de pandemia. El siguiente impacto no fue menor. Una entrevista, a doble página, en un periódico de tirana nacional, en la que Albert hacía un análisis riguroso (como siempre) y demoledor (como nunca) sobre la falta de cuidados emocionales a los pacientes que, como él, tenían un cáncer. Esa fue la primera vez que me llegó al alma uno de sus mensajes fundamentales: «Puedo aceptar que no puedan curarme; lo que nuca podré aceptar es que no puedan cuidarme».
Durante varios años coincidimos con frecuencia en Barcelona. Iba a visitarlo, aprovechando algún congreso o visita familiar, a 'su' Fundación Biblioteca Josep Laporte, de la que era director general. Me encantaba compartir con él proyectos, ideas, ilusiones. Salía de estos encuentros con las energías renovadas y con más deseos aún de seguir cambiando el mundo. Albert venía cada año a Granada, a 'nuestra' Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) donde sus clases en el Máster de Salud Pública (en la mítica aula 1) aún son recordadas por los que tuvimos la suerte de vivirlas y gozarlas.
Otro de los temas que nos unió fue el del papel activo del paciente en su propio proceso. Albert Jovell impulsó el Foro Español de Pacientes (que agrupa a más de 1.000 asociaciones); y la Universidad de los Pacientes (dentro de la Universidad Autónoma de Barcelona); y esa línea conectaba totalmente con una de mis estrategias más queridas desde los tiempos del sida: la educación entre iguales. Una línea de intervención que es ya uno de los pilares fundamentales de la Salud Pública en nuestro país, de la mano también del maravilloso proyecto Escuela de Pacientes de la EASP. En este sentido, ha sido siempre una experiencia muy gratificante y emotiva colaborar con la Universidad Internacional de Cataluña (UIC) junto con el equipo de Albert en cursos de liderazgo para las asociaciones de pacientes de toda España.
Nuestros últimos encuentros fueron por e-mail. Albert estaba ya muy enfermo, pero accedió a prologar mi último libro 'Yo decido. La tecnología con alma' y se lo agradeceré eternamente. De igual forma que siempre le agradeceré haberme ayudado a entender (con sus escritos y con sus conferencias) que la tecnología más puntera en pleno siglo XXI sigue siendo la comunicación humana. El Dr. Jovell entendía su profesión como un estilo de vida. Y su compromiso y su pasión dieron fe de ello hasta su último aliento. Gracias también Albert por recordarme que la vida de los pacientes crónicos, pese a los miedos e incertidumbres, puede medirse en «unidades de felicidad».
Las recomendaciones de este mes me emocionan. La primera, un libro del propio Dr. Jovell con un título y un subtítulo bien elocuentes y de plena actualidad: 'Te puede pasar a ti: La sanidad pública beneficia a todos', editado por Proteus (una editorial, por cierto, que se define como «un proyecto de edición y venta de textos que tienen a la Ética como eje vertebrador de contenidos»). Y la segunda, un músico al que Albert amaba: Don Peris. Un guitarrista exquisito, delicado, etéreo. Del que recomiendo con entusiasmo una canción maravillosa: 'Flyer', que pertenece a un disco especialmente inspirado e inspirador ' Go when the morning Shineth', que ha estado sonando mientras escribía las primeras redacciones de este artículo, homenaje a una persona extraordinaria y única. Descanse en paz.
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