Mis encuentros con Eloína Muñoz
josé luis bimbela pedrola
Sábado, 6 de marzo 2021, 00:18
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josé luis bimbela pedrola
Sábado, 6 de marzo 2021, 00:18
Mis primeros encuentros con Eloína Muñoz (Elo), diplomada y graduada en Enfermería y en Trabajo Social, se produjeron en su tierra natal, en la isla de Gran Canaria. Era una época en la que viajaba mucho a las fascinantes Islas Canarias para formar al personal ... socio-sanitario, especialmente de Atención Primaria, en el uso de técnicas y herramientas conductuales que les permitiesen mejorar la adhesión terapéutica de las personas con diabetes.
La relevancia de la adherencia terapéutica en nuestro país es enorme. La Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria reveló en 2015 que, en España, las consecuencias de la falta de adherencia terapéutica (incumplir un tratamiento o no modificar hábitos de vida, recomendados por personal sanitario) causan, anualmente, unos 18.400 fallecimientos y un coste superior a los 11.200 millones de euros.
Volviendo a esos cursos 'canarios', recuerdo que se desarrollaban tanto en Tenerife como en Gran Canaria. Lo confieso: me enamoré de ambas islas. Colores, olores, sabores y ritmos. Paisajes y gentes. Climas y atmósferas. Dos paraísos. Desde entonces he vuelto con frecuencia (siempre que las pandemias me lo han permitido). En uno de esos cursos conocí a Elo. Una alumna brillante y comprometida. Alegre y generosa. Con la que descubrí tranquilos paseos en una ciudad que me encantó y un barrio (La Vegueta) del que me hice fan inmediatamente. Tampoco olvido las visitas a la librería Esdrújulo, ese lugar mítico por las esporádicas apariciones de mi admirado poeta Leopoldo María Panero (en aquellos tiempos ingresado en el Hospital Psiquiátrico Insular de Las Palmas).
Años después retomamos los paseos por Andalucía (Sevilla y Granada). Y reencuentros con motivo de congresos y jornadas. Mi admiración por Elo ha ido en aumento. Me cautiva su rigurosa forma de poner en marcha y dinamizar proyectos de intervención comunitaria; así como sus creativas acciones formativas y educativas en el ámbito de la cooperación internacional (Enfermeras para el mundo en Bolivia). Con una obstinación maravillosa, y poco habitual en esos temas, por la evaluación, el refuerzo y el seguimiento.
Su carácter innovador e imaginativo se muestra también en los ámbitos docentes en los que imparte sus clases: cursos sobre salud internacional y atención al inmigrante; y aquellos en los que forma a cooperantes y a personal de enfermería.
En estos momentos trabaja en el Servicio Canario de Salud como enfermera de Atención Primaria, donde desarrolla su actividad como responsable de actividades comunitarias, promoción de la salud y trabajo en red. Incluyendo la elaboración de utilísimos protocolos e infografías para la atención sanitaria a personas recién llegadas de África.
Las recomendaciones de este mes se inician con un amor que Elo y yo compartimos: Eduardo Galeano; periodista y escritor, del que recomendaré uno de los libros que más me ha acompañado a lo largo de mi vida, desde ese día en que una colega de Elo (Irene, enfermera y amiga del alma, que en paz descanses) me lo regaló en Menorca (otra bonita coincidencia, otra maravillosa isla): 'El libro de los abrazos'.
También compartimos la pasión por dos artistas que aúnan calidad y compromiso ético: Jorge Drexler y Manolo García. Del primero, recomiendo el álbum 'Bailar en la cueva'; y del segundo: 'Nunca el tiempo es perdido'. Y una doble recomendación final, relacionada con el citado Panero. La primera, 'Así se fundó Carnaby Street'; libro que me trae bellos y rejuvenecedores recuerdos de mis primeras estancias londinenses, y que contiene uno de mis poemas preferidos de todos los tiempos (con un título memorable para mí): «Deseo de ser piel roja». La segunda recomendación, es también legendaria para el que esto escribe. Y no es poesía. Es pura magia, Fascinación total. El libro que más veces he leído en toda mi vida (y que hora mismo sostengo, amorosamente, entre mis manos): «En lugar del hijo». Un conjunto de relatos de terror que, como se puede leer en la contraportada: «Nos obligan a arrancar máscaras…»
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