La figura de Jesús de Nazaret es una referencia universal, como la de Mahoma, Dalai Lama o Buda. La importancia y seguimiento de cada uno de estos líderes depende de cada confesión religiosa.
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En nacimiento de Jesucristo en Belén fue un hecho histórico de capital ... importancia para nuestra sociedad, a partir del cual referimos todo hecho temporal: antes de Jesucristo o después de Jesucristo. Los cristianos, mayoritariamente en España, conocemos, con mayor o menor interés, todos a 'Jesús de Nazaret' y muchos también al 'Cristo de la fe'.
El 'Jesús de la Historia' o Jesús de Nazaret es la figura histórica de reconocimiento universal, al margen de la fe, como Aristóteles, César o Napoleón. Los evangelios nos narran su vida, enseñanza y milagros, desde su nacimiento hasta la resurrección.
El Cristo de la fe es el reconocimiento y aceptación de la divinidad del Jesús histórico, que condiciona la vida de muchos millones de personas en el mundo.
La Navidad es para todos
Desde cualquier visión de la Navidad para todos es arte, música, gastronomía, reuniones familiares… Y también felicidad. La expresión más repetida es 'Feliz Navidad', porque la felicidad es el conjunto de todos los valores y bienes que podemos desear. Es imposible encontrar una persona que no quiera ser feliz, porque la felicidad es connatural al ser humano.
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La felicidad de los valores espirituales
Los valores espirituales nos aportan una mayor felicidad que los bienes materiales, una vez cubiertas las necesidades básicas. Las personas con las que cenamos la Nochebuena nos ocasionan mayor alegría que la comida. La afectividad, el amor, es así la dimensión humana que nos aporta un mayor grado de alegría y de felicidad. Basta ver la cara alegre de los enamorados, de un grupo de amigos que se quieren, de familias unidas, o bien la alegría de quien desarrolla su trabajo con vocación... Y, a diferencia de otras satisfacciones materiales, el amor verdadero nunca nos satisface del todo, porque siempre deseamos más. Con toda razón S. Juan definió a Dios como amor: «Dios es amor» (1 Jn. 4, 8). Un amor, que como todo verdadero amor, su fuerza prioritaria reside en el «ser», más que en el «tener». Así nos lo describe el evangelista S. Lucas el Amor hecho hombre:
«Y sucedió que mientras estaban ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito; le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón». (Lc. 2, 6-7).
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La pobreza material del pesebre fue su riqueza y su grandeza espiritual, pues el amor es más verdadero cuanto es más pobre, más necesitado y más gratuito. Si hay amor hay paz. Las guerras son fruto del egoísmo, del afán de dominio o de posesión. Amor, alegría y la paz. Los tres valores, que proclamaron los ángeles en Belén, propios de la Navidad.
Consumo sí, consumismo no
En estos días los medios de comunicación y los comercios multiplican sus invitaciones a consumir. Y ello es necesario, pues las personas necesitamos alimento y abrigo. El error radica en convertir el consumo en consumismo: comprando lo innecesario, con el afán de posesión. Y peor aún si lo hacemos con préstamos, pues compramos lo que no necesitamos con dinero que no tenemos.
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La actualidad de la Navidad
Jesús no nace físicamente otra vez entre nosotros, pero sí pueden nacer los valores que Cristo trajo a la tierra hace veinte siglos, pues la Navidad no está en el tiempo, ni en el espacio, sino en nuestro interior, en nuestro «ser», en la persona viva de Jesús.
Hay que «tener para ser» y no «ser para tener». La dignidad, como el amor, no se compra, ni se vende, pues su gran valor consiste en la gratuidad. En Belén la pobreza fue su riqueza y su grandeza. El amor cuando es más pobre y gratuito es más auténtico amor.
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Conclusiones
1. En nacimiento de Jesucristo en Belén fue un hecho histórico a partir del cual referimos los hechos de la vida: antes de Jesucristo o después de Jesucristo.
2. La Navidad es para todos, si bien diversa según la aceptación del 'Jesús de la Historia' o del 'Cristo de la fe'.
3. La expresión más repetida es 'Feliz Navidad', porque la felicidad es el conjunto de todos los valores y bienes que podemos desear a alguien.
4. Una vez cubiertas las necesidades básicas: comida, bebida, descanso, etc. somos más felices con los bienes espirituales que con los materiales.
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5. La pobreza material del pesebre fue su riqueza y su grandeza espiritual, pues el amor es más verdadero cuanto es más pobre, más necesitado y más gratuito.
6. Consumo sí, consumismo no.
7. Jesús no nace físicamente otra vez entre nosotros, pero sí pueden nacer en nosotros los valores que Cristo trajo a la tierra: Paz, alegría, felicidad, pues la Navidad no está en el tiempo, ni en el espacio, sino en nuestro interior.
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