El psicoanalista que todo argentino lleva innato ha decidido que tras los esperpentos de Carlos Menem y Cristina Fernández de Kirchner había que batir la marca de los despropósitos. Conseguido. El nuevo presidente, por nombre Javier Milei y apodo 'el loco', es un señor que ... consulta las decisiones con el espíritu de su perro a través de una médium o asegura haber visto tres veces la resurrección de Cristo.

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Boludeces, por supuesto, allende el charco. Crucemos, no obstante, el Canal de la Mancha. Este periódico publicaba en la última página de su edición del lunes un reportaje sobre el Bullingdon Club, una asociación de estudiantes oxonienses –de Oxford, vamos, pero con lo pijos que eran sus miembros más le cuadra el gentilicio– en la que se ingresaba según el abolengo, lo cual garantizaba por los privilegios del clasismo británico impunidad en todo tipo de fechorías. Fueron miembros destacados David Cameron y Boris Johnson, quienes electos aplicaron en el gobierno británico el lema de la institución. «Las reglas no se aplican a nuestra clase». La consecuencia de su elitismo fue el Brexit o las fiestas en la residencia del primer ministro en el confinamiento sanitario por el Covid.

En EE. UU., modelo y baluarte de las democracias de Occidente, no se descarta que Donald Trump, quien alentó el asalto al Capitolio y ha sido condenado por abusos sexuales, pueda retornar a la presidencia.

Los eximo, dilectos lectores, de más ejemplos. Basta con que lean el IDEAL para que configuren su nómina de despropósitos políticos. Pero no me hagan trampas. Las ocurrencias de dictadores y reyezuelos, por obvias, no cuentan. Quizá el alma ciudadana se les haya abizcochado al dilucidar la suerte que tenemos en esta España nuestra donde los dislates no alcanzan semejante tenor. Quienes así piensen merecen mi envidia por considerarse habitantes de la Arcadia.

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No había mañana que Violeta no remitiese un enlace con la última ocurrencia de Núñez Feijoo. Después de haber citado pomposamente a don Antonio Machado, confundiendo sus versos con la apostilla de un cantante en Twitter, convinimos en que estaba condenado a remar en galeras 'ad aeternum'. Donde comparte bancada y grillete con Yolanda Díaz, la cual sostiene que los ricos se irán en cohetes al espacio para huir del fin del mundo o que durante los fastos de la Constitución alabó, impasible el ademán, a «quienes lucharon por el franquismo contra el franquismo» (sic).

Complacido la mira el presidente del gobierno al que le sobra tiempo para redactar una tesis doctoral y escribir dos libros –presentado el último esta misma semana, 'Tierra firme'– mientras salva a España y al mundo con sus ocurrencias y cambios de opinión en la mejor tradición cartesiana, 'dubito ergo sum' (dudo luego existo). ¡Cuán afortunados somos por tener un presidente doctor, filósofo y escritor que junta las noches con los días para fecundar la Historia de las Ideas con sus ardides!

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Decía mi abuela que era bueno que hubiera niños para echarles la culpa de los peos. Porque si no achacásemos todos los males al chachachá, ya me explicarán ustedes cómo íbamos a mirarnos cada mañana en el espejo.

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