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Eso que tú me das

Cuando la salud coge el puesto primero, las cosas se ponen solas en su sitio. Entonces, celebrar lo pequeño deja de ser una frase de postal para cobrar su sentido más real: alegría porque durmió siete horas, comió con hambre o mejoró la analítica

manuel martín garcía

Sábado, 16 de octubre 2021, 22:52

Hay veces que todo va bien. Uno mira alrededor y lo allegado parece en orden, sin incidencias, viento en popa y mucha brisa de cara. Pero suele pasar que, en estos días de racha o con la vida a favor, en lugar de complacernos o ... de dejarnos llevar, machacamos nuestra mente con otras nuevas mareas que nos podrían llegar. Hay quien cree que esto pasa por una presunta ley de la atracción según la cual, cuando una idea se implanta en nuestra mente, 'fuerzas invisibles' intentan hacer realidad esa imagen («si lo piensas, lo atraes»). Para otros, es el poder del pensamiento el que nos boicotea y nos hace creer que no somos merecedores de un estado de felicidad estable y, en fin, los profesionales que estudian estas construcciones mentales coinciden en que es el estrés arrastrado el que se impone en forma de ansiedad y de temor hacia el futuro.

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