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Ya ha comenzado el Dakar y no he visto ninguna pancarta de los animalistas pidiendo a los participantes que no atropellen lagartos, saltamontes y serpientes ... en su trayecto. Tampoco he visto estos días manifestantes ante los mercados, ni delante de las carnicerías y pescaderías, incitando a no comprar cordero, ni lubina, ni mucho menos bogavantes vivos. Pero sí me cuenta un amigo que, en medio de una espesa niebla, un jabalí se le echó encima del coche la víspera de Nochebuena y tuvo que esperar a que llegara la Guardia Civil de Tráfico para explicar concienzudamente cómo habían ocurrido los hechos. No cumplir con este requisito lleva emparejada una costosa multa, y a veces una visita al cuartelillo. Obvio es decir que el coche quedó para el arrastre. Otra vez nos encontramos con la doble vara de medir. Vuelve a triunfar la incoherencia. O sea que vamos bien. No nos hemos salido del carril por donde nos llevan como borregos.
Sólo han pasado cinco días y apenas me acuerdo ya de los deseos que me vinieron atropelladamente a la cabeza mientras sonaban las doce campanadas. Aclaro que tampoco me acordé de los lagartos del Dakar, pero tengo la excusa de que no milito en el PACMA. Digo deseos, porque hacer propósitos a mi edad es como arar en el mar. Los anhelos no dependen de uno y conseguirlos es más difícil que parar el sol, pero entretienen la mente, mientras observamos cómo miles de gaznápiros reciben a gritos el año nuevo en el plasma de la tele. Hace tiempo que se quebró el horizonte de la sana alegría y lo que debiera ser un desfile de ingenio y humor destaca por su ordinariez. El talento y la agudeza ni están ni se los espera. Únicamente podemos acceder a ellos en los 'cachitos de hierro y cromo' de La 2.
De los oropeles de esta Nochevieja sólo ha quedado una guerra de cifras de audiencia. España ha vuelto a partirse en dos. En una parte están los forofos de Chicote y los vaporosos vestidos de Pedroche, y en la otra los de la 'nouvelle vague' de Broncano y Lalachus. Esta mujer, de generosa estampa, se despachó con una majadería gratuita cuya única finalidad era molestar a buena parte de la audiencia. Ahí, por lo visto, alcanzó su clímax. Todo un logro para sandios y majagranzas. De casta le viene al galgo, porque esta España nuestra, montaraz y arisca, ha ido con demasiada frecuencia tras los curas, unas veces con un palo y otras con un cirio.
La buena nueva del año es el regreso de la nieve a nuestra estación invernal. Se anuncia para hoy, tras más de un mes de espera. Ver las montañas nevadas y las banderas al viento, justo ahora, cuando comienzan las celebraciones, decretadas por Sánchez, del 50 aniversario de la muerte de Franco en el hospital madrileño de la Paz, es un claro indicio de que el presidente puede ejercer su poder hasta en la meteorología. Si la historia bronca e incivil de Hispania comienza con el caudillo Viriato, no es raro que termine con otro caudillo, aunque no podría precisar si el último será el difunto o el vivo.
El profeta Amós, que condenó la corrupción de los poderosos y la injusticia social, dijo que «hay dos cosas imposibles de hacer: correr a caballo entre las piedras y arar en el mar». Pero aquí tenemos gente dispuesta a cabalgar sobre las piedras de la historia y a arar en el mar. El nuevo Uri Geller no se va a contentar sólo con doblar cucharillas. Eso se lo deja a los expertos en borrar mensajes de los móviles.
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