El cuerpo me pedía evadirme de la realidad, por lo que dediqué la tarde a seguir el debate en el Congreso. El presidente –ese día aún en funciones– no me defraudó en absoluto. Sobre todo cuando citó a Antonio Machado y su «Hoy es siempre ... todavía» de 'Proverbios y cantares'. Se ve que ha progresado adecuadamente. Y comprobé, gratamente, que Sánchez ya sabe que no fue Soria la cuna del poeta, tal cual dijo en un tuit hace unos años. Es más, intuyo que su programa está basado en 'Caminante, son tus huellas', también del autor de 'Proverbios y cantares', en el que el poeta sevillano dice que «se hace camino al andar» y que «al andar se hace camino / y al volver la vista atrás / se ve la senda que nunca / se ha de volver a pisar». O sea que hay muchas probabilidades de que ya no lo veremos pisar jamás el camino más o menos constitucional por el que él y nosotros hemos transitado estos últimos años. Asu opositor, más dado a la saudade de Rosalía de Castro, lo engañó alguien de su grupo y le pasó una chuleta añadiendo al «Hoy es siempre todavía» unas palabras que jamás escribió el poeta sevillano –que no soriano, como decía Sánchez cuando aún no había profundizado en la obra machadiana– del que Feijóo salió como Dios le dio a entender, aludiendo al 'copia y pega' de la tesis doctoral del presidente. Aquello de decir que Soria era la cuna de don Antonio Machado ocurrió cuando Sánchez aún no había cambiado el colchón en el que sesteaba Rajoy en el Palacio de la Moncloa. Es cosa sabida que un buen colchón invita a leer un rato antes de apagar la luz. El de Rajoy lo incitaba a hojear el Marca y el de Sánchez, por lo visto y oído, lo ha empujado a leer al mayor de los Machado.
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Está claro que un buen colchón ayuda a triunfar. ¿O no es cierto que en las pocas horas que dedicó al reposo el presidente en la noche del 25 al 26 de mayo –tras el varapalo electoral de las municipales y autonómicas– se levantó rebosando energía y convocó las elecciones generales para el 23 de julio? ¿Quién sino él puede presumir de tener ese tesón, esa fortaleza, esa dura fibra para encarar marejadas y tsunamis que a cualquier mortal espantan? Algún nigromante se le debió aparecer en sueños para señalarle el camino. Ese camino era el de Machado, que no se volverá a recorrer jamás. Por eso asistimos a los asombrosos y variopintos acuerdos con los separatistas y demás compañeros de viaje, que lo han impulsado a cambiar el rumbo de la nave y a nombrar nuevos contramaestres y nueva oficialidad. Cambios que son 'peccata minuta' para quien se siente elegido por los dioses... y por mortales de menor calado. Sabemos que su fortaleza está en que no ha mentido jamás, sino que lo suyo es sólo un cambio de criterio. No necesita recurrir a Maquiavelo para justificar sus actos, le basta con seguir el refranero y «hacer de la necesidad virtud». Aunque todo apunte a que de esa necesidad saldrá un sindiós que, aparte de vaciarnos la cartera, irritará hasta tal punto al personal, que «fará fablar las piedras».
Su programa para esta legislatura queda diluido en este «hacer de la necesidad, virtud», el santo y seña de su nueva etapa. No aportó mucho más durante su largo discurso. Bueno, en honor a la verdad, he de reconocer que reiteró hasta la saciedad la maldad de la 'derechona' que no aprecia el valor de los carriles-bici. Al parecer, ahí está el futuro. Si no hay carriles-bici, como el que él recorrió en Valladolid con Oscar Puente, se verá obligado a viajar en limusina y eso es un atentado contra el cambio climático. Por no hablar del Falcon, que es punto y aparte. En fin, he de acabar y acabo, soñando con que Pedro ya ha leído toda la poesía de Antonio Machado. Debería leer también la de su hermano Manuel, aquel que dijo: «¡Ay del que sueña comenzar la Historia / y, amigo de inauditas novedades, / desoye la lección de las edades / y renuncia al poder de la memoria».
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