Bofetada, no regalo

El jueves le dieron en el Congreso otro guantazo a Granada al bloquear la Agencia de Salud Pública, por cuya sede pelean nuestros próceres. Se trata de un organismo que algunos catalogan como chiringuito y cuya dirección apuntan que podría recaer en Fernando Simón, el portavoz del inexistente comité de expertos de la Covid. Fue él quien dijo que habría como mucho dos o tres casos. Independientemente de su valía, este nuevo revés para Granada viene a coincidir en el tiempo con la burla de los cinco minutos en el viaje del tren.

Va siendo hora de frenar tanto ninguneo. Ya está bien de bromas. Mientras se aclara lo de la Agencia de Salud, hay que volver a dar la vara con lo del malhadado tren y su irracional trazado. Hay que reconquistar el sentido común y poner fin a esa gracieta de ir hacia el Oeste cuando la capital está hacia el Norte. Ha pasado tanto tiempo que ya ni me acuerdo de quiénes fueron los lumbreras que diseñaron este trayecto más propio para el juego de la oca que para acortar distancias entre ciudades. Fue un error, un inmenso error, que está pidiendo a gritos una mesa de trabajo a la que se sienten políticos y técnicos, con un mapa de la península sobre el tablero, para que los intervinientes puedan comprobar que la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta. No es tan difícil si tienen aprobada la EGB. Con cuarto y mitad de sensatez y cien gramos de criterio se puede trazar ese trayecto hacia Córdoba al que se uniría el ramal de Jaén, consiguiendo así un AVE más racional y más sensato, del que también se beneficiaría la capital del Santo Reino. Todo lo que sea tardar más de dos horas y media en recorrer la distancia entre Granada y Madrid en un tren de alta velocidad es una tomadura de pelo. Sé que huele a utopía. Y más al comprobar que tampoco este año podrá Sánchez aprobar los Presupuestos. Cierto es que no estamos en el mejor momento para arreglar el pifostio del tren, pero sí lo es para denunciar esta demencia con la que nos castigan quienes optaron por acercar el trayecto hasta Antequera. Un trazado que sólo tiene sentido para un futuro AVE transversal andaluz, que por ahora ni está ni se le espera.

Hay que reivindicar un AVE racional, aunque el ruido de los tambores de guerra impida que lleguen a La Moncloa estas 'nimiedades' provincianas. Sánchez, que no sufría de insomnio, se despierta estos días entre cifras y letras. Doña Úrsula ha dicho a sus muchachos que vayan rompiendo las huchas porque hay que juntar cuanto antes 800.000 millones de euros. La 'seño' a eso lo llama 'rearme' y a Pedro no le gustan ni la cifra ni el nombre. Ha echado mano de la calculadora, con Marisú, y sólo encuentra mil milloncejos. Su protegido de Waterloo no aportará ni una pela. Corren malos tiempos como para estar moviendo vías. No llegaré a verlo. De todo el batiburrillo semanal, lo que me consuela es saber que Caperucita

Roja y los ganaderos al norte del Duero han ganado su batalla contra el lobo. Algo es algo.