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El viejo proverbio dice: «no te acerques a una cabra por delante, a una mula por detrás y a un tonto por ningún lado». Quien no sigue el consejo se arriesga a recibir topetazos de la cabra y patadas de la mula. También tendrá a ... diario un tonto sentado a la mesa vaciándole despensa y nevera. Evitar el testarazo de la cabra o la patada de la mula es fácil. Basta con no ir al campo y verlo desde la lejanía como hacen los ministros de Agricultura. Pero ahora que los ganaderos han metido sus cabras en las ciudades, la cosa es más compleja. Y todavía más desde que los animales tienen carta de ciudadanía y más derechos que los 'nasciturus'. ¡Ay de quien haga abortar a la perra! Pero estábamos en lo de las coces. El mejor método para esquivarlas es ser el primero en patear cual potro desbocado. Aunque no hace falta decir en quién estoy pensando, debo dejar constancia de lo difícil que es distinguir en estos tiempos a un portavoz de un 'portacoz'. Lo de alejarse de los necios es tarea de titanes, ya que hay más tontos que botellines y de su presencia no hay quien nos libre. Raro es el día en que no aparece un macho alfa diciendo sandeces. Ahí lo dejo, porque estamos en Corpus y no es bueno hurgar en las miserias cotidianas; lo obligado es divertirnos como locos, siguiendo el mandato de los ínclitos Reyes Católicos.
No es el primer Corpus con elecciones a la vista. Ya se sabe que las campañas son aburridas. Sermones para convencidos en los que se lanzan cohetes verbales con poco fuste y mucho ruido, pero que no sirven para repensar el voto, sino para constatar que los candidatos lucen más guapos cuando callan porque están como ausentes, que diría Neruda. Debe ser complicado soltar cada día un nuevo chascarrillo para entretener al rebaño, o exponer un planteamiento novedoso que sorprenda al auditorio, pero qué menos que una idea original al comenzar la campaña y una promesa al terminar la misma. Eso sí: no imiten, por favor, a Aitor Esteban, recordando año tras año que «las hemorroides se sufren en silencio». No acabo de encontrarle el punto a ese pretendido humor de aderezar las almorranas con el chistu y cupo. Sólo pido a los candidatos que demuestren que hay vida inteligente detrás de los carteles. Porque para petardos, ya tenemos el trueno gordo.
Y antes de que suene ese trueno, sería oportuno recordar que esta misma semana la fábrica de El Fargue hubo de ralentizar la producción porque Yolanda y sus adjuntos impidieron la descarga de un barco en Cartagena con material para la empresa que fue granadina y ahora la gestiona una empresa eslovaca. También habría que preguntarse qué ocurrió para que la varias veces centenaria factoría –que ya existía cuando Isabel y Fernando entraron en Granada y nos trajeron esta fiesta que ahora disfrutamos– se vendiese a una empresa extranjera. Pero esto tiene mucho que hablar y queda poco espacio. El asunto es que Sumar y Podemos pusieron el grito en el cielo y el barco se fue. De nada sirvió que el Ministerio de Transportes dijera que el destino de esta carga era Ucrania y no Israel, ni que la vicepresidenta primera descalificara a la vicepresidenta segunda, la que plancha los domingos por la tarde, tachando de «bulo» su denuncia. Veintitrés voces en Moncloa son muchas para un coro y pocas para un orfeón. De ahí que su imagen sea de charanga. Y después de los tortazos televisados que propinó Felipe González el jueves en 'El Hormiguero' a Zapatero, Yolanda y Sánchez, me pregunto si su fiel infantería entendió el mensaje o tachará de facha al viejo jefe. Ya veremos. Disfruten de la Feria.
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