También este año hemos tenido serpientes de verano. Unas han sido inofensivas, como el monstruo del Lago Ness fiel a su cita estival, o las momias extraterrestres de Nazca, que tuvieron el privilegio de ser exhibidas en la Cámara de Diputados de México, con el ... resultado de provocar la rechifla mundial por su burdo montaje. Por aquí hemos tenido también ofidios y culebras, algunas con su pizca de veneno, que han agitado el verano. Las culebras mudaban la piel en invierno, pero, con el cambio climático, cambiar de camisa o chaqueta se hace ahora en cualquier estación. No recuerdo qué escritor dijo aquello de que «las sierpes, al mudar de camisa, van contra la naturaleza, en tanto que los reptiles que cambian de chaqueta van contra la moral». No me malinterprete creyendo que estoy hablando de esa persona en la que usted está pensando. En absoluto. Hablo de quienes hace tiempo señalaron que el culpable de que nos estemos volviendo majaras es el cambio climático. Punto. Sí, señor. Esa entelequia, con categoría de verdad absoluta, es responsable de todo lo que nos ocurre. Porque el cambio climático ha traído la pertinaz sequía y las interminables olas de calor. Y el exceso de calor reblandece las seseras, agota los cuerpos, anula la razón, desactiva el criterio y agudiza las emociones, las corazonadas y los instintos: el básico y los otros. Curiosamente la falta de lluvia no ha impedido el lavado de cerebros, al que contribuyen con demostrada eficacia las redes sociales, con el beneplácito del gobierno en funciones.
Publicidad
Las serpientes de verano eran pura filfa, patrañas y engañifas que servían como pasto para las conversaciones bajo la sombrilla, relatos para entretener las tardes ociosas de botijo y siesta, y remedios para rellenar periódicos cuando la actualidad informativa se iba también de vacaciones y lo único noticiable eran las colas para bajar a la playa. Las bichas de este año, sin embargo, han sido una catarata de soponcios, confabulaciones e intrigas de albañal. Han dado, como primer fruto, el disparate de esa Babel de pinganillos en el Congreso para satisfacer el capricho de Puigdemont ante el que Sánchez no para de hacer zalemas. Para el prófugo era una cuestión de huevos, que cuajó.
Menos mal que la actualidad local viene oportuna para aflojar tensiones, angustias e incertidumbres. Fue el martes pasado cuando este periódico informó de un prodigioso proyecto, en el que participa la Universidad de Granada, «para analizar el desarrollo de un tipo de osteoporosis severa que afecta a las gallinas ponedoras de huevos». Por lo visto, la gallina gasta dos gramos de calcio para fabricar la cáscara del huevo. Así están las 'poreticas', con las caderas hechas cisco y sin calcio sobrante para fortalecer sus huesos. Eso sin contar con el daño mental sobrevenido al sentirse tan explotadas por los granjeros y los amantes de los huevos fritos, tortillas, tocinos de cielo y yemas de santa Teresa. Si me dicen que Ione Belarra esté estudiando la posibilidad de ponerles a estas criaturas un veterinario-psicólogo, me lo creo. La información añadía que «además de abordar un dilema de bienestar animal con serias implicaciones éticas para la industria del huevo, los conocimientos adquiridos en este estudio podrán aplicarse también a la reducción de patologías óseas en humanos». ¿Habrá llegado la hora de ponerle un taca-taca a la gallina Caponata? Porque ya tiene unos cuantos años. ¿Es o no es una cuestión de huevos? Por cierto, que el estudio, en el que participan también Escocia, Suecia y Canadá, 'sólo' cuesta tres millones de dólares.
También supimos ese mismo día que la cena en la Alhambra para los 27 jefes de Estado o de Gobierno que asistirán a la cumbre europea va a costar 139.789 euros. El ministerio que dirige Bolaños ha decidido traer a Granada, famosa por su gastronomía, un chef de Córdoba. ¿Será también por una cuestión de huevos?
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.