Granada es tierra especialmente abonada a la sorpresa para abrir los informativos en verano. El secuestro exprés de Maracena ha vuelto a la actualidad local tras la decisión del juez de reactivar el caso. De postre nos sugieren que prestemos atención a ese deplorable melodrama ... vivido por una granadina, que se creyó novia de Brad Pitt. Quienes montaron el timo le han hecho un agujero de 170.000 euros en su cuenta bancaria. Podemos también meter bajo la sombrilla del pasmo y del asombro el himno de la Universidad al que ha puesto letra Luis García Montero. Son noticias que, junto a las que nos vienen de fuera como las presuntas nuevas trapacerías de Tito Berni o la prohibición de la Biblia en Utah por considerarla «pornográfica», ponen el punto de sabor a los noticieros estivales.

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Hubo un tiempo en que la llegada del verano nos secaba las fuentes –las de agua y las de noticias– y teníamos que hacer encaje de bolillos para sacarle punta a los atascos para bajar a la Costa, a una plaga de pulgas en una cortijada, o la inauguración de unos lavaderos públicos en una aldea perdida en el mapa. También servía –y mucho, por supuesto– el paso por la calle Zacatín del coche oficial que llevaba a Íñigo Cavero, diputado cunero de UCD por Granada, para tomar churros en Bib-Rambla tras asistir al Festival de Música. Por lo general aquello salía razonablemente bien, aunque no faltaba el clásico 'malafollá' que nos acusaba de estar esperando que ardieran unos matojos en cualquier cuneta para que eleváramos aquellas llamas a la categoría de incendio forestal. Pero es que había que hacer de la necesidad virtud y, por entonces, no teníamos un Tito Berni, ni una Juana Rivas –que el año pasado por estas fechas seguía siendo noticia por haber avalado el Supremo su indulto parcial–, ni los timos de la estampita llegaban a la cantidad que ha pagado esa buena mujer confiando en las nuevas tecnologías. Porque no cabe duda de que las puñeteras redes la convencieron de que estaba escribiéndose con Brad Pitt. Granada, donde todo es posible, sigue siendo el escenario ideal para estrenar tragicomedias y melodramas, a las que sólo falta un Berlanga que las inmortalice.

El batiburrillo mental que nos invade tiene un cierto color de chapapote y huele a estiércol. A ver si ponemos un poco de sensatez. La oportunidad está fijada para el 23J, festividad de Santa Brígida, patrona de Europa y de Suecia. No hay que confundirla con la patrona de Irlanda, Brígida de Kildare, a quien se atribuyen varios milagros, entre ellos el de convertir el agua en leche… o en cerveza, una bebida que podría ser el consuelo de los presidentes de mesa durante la tórrida jornada electoral. De nada sirve volver sobre la inoportunidad de la fecha elegida. Todos esperábamos que este julio fuera de nuevo como todos los julios de antes de la pandemia, con playas atiborradas de cuerpos tostándose, vuelta y vuelta, bajo el sol y con chiringuitos a rebosar. Pero llegó Sánchez y le capó la dovela al puente de Santiago, con el consiguiente cabreo de hoteleros y del sufrido cuerpo electoral, que acudirá obediente a votar en chanclas.

Parece que, tras la tormenta extremeña, los vientos vuelven a soplar a favor de Feijóo. Debería saber que, si forma gobierno, uno de los primeros marrones le llegará desde aquí, donde ya le están cocinando la patata caliente de la AESIA. A ver cómo se las apaña para quitarle a su Coruña la agencia y traerla a Granada. No es cuestión de recordar que hay enemigos, adversarios y… compañeros de partido.

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