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Puerta Real

La mala memoria

La inmensa mayoría de los urbanitas, incluso los que sufren los cortes de carretera, comprende a quienes protestan

Sábado, 17 de febrero 2024, 23:08

La memoria y la historia son una pareja mal avenida. Se necesitan entre ellas, pero no se ponen de acuerdo en casi nada. La memoria es voluble, subjetiva y, con frecuencia, mentirosa. Amante de la moda y las últimas tendencias, cada vez le cuesta más ... recordar el pasado. Abunda mucho la mala memoria. A la historia, sin embargo, le gusta hacer topless o mostrarse desnuda, aunque tenga la piel arrugada, llagas en el torso y la boca sin dientes. Amante de la luz, ilumina rincones oscuros, desvanes olvidados o bodegas en las que se decanta el vino de la verdad. Cuando ambas se juntan aparecen los claroscuros, las veladuras o el 'sfumato' e instauran una atmósfera nueva, irreal y atractiva, que emociona o hechiza. Crean esos nuevos mundos, nuevos paisajes o nuevas formas, que tanto gustan en estos tiempos líquidos, donde todo se cuestiona y todo se discute. Noticias, sucesos, pinturas, fotografías, novelas históricas, películas, música, todo está impregnado de esos contornos imprecisos, que contribuyen a difuminar la realidad, entre los pliegues del gusto particular de cada uno. Todo se presta a tantas interpretaciones y a tantas miradas que, cuando los críticos se disponen a abrevar en sus aguas, no resulta raro que cada uno encuentre sabores diferentes. Ese es el momento en el que los guardianes de la corrección política, los nuevos censores, deciden qué es lo correcto o lo incorrecto y, de inmediato, se desata la caza del librepensador que no acate este criterio. 'Memoria histórica' en estado puro.

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