Edición

Borrar
Puerta Real

Pasa la vida

Los bares de copas terminan casi siempre como talleres de nostalgias

Sábado, 6 de abril 2024, 21:32

La otra noche, tras el homenaje a Eduardo Peralta, unos cuantos recalcitrantes amigos de la noche, descamisados de las rutinas y normas de prudencia que aconseja la edad, nos fuimos a tomar la penúltima en un garito del barrio Fígares y allí fluyó el torrente ... de recuerdos de aquel tiempo en que Granada era la capital de media Andalucía, y su Universidad un polo de desarrollo cultural y científico. Esa imagen se ha ido difuminando en el correr de los años, sin que los calendarios hayan fijado una fecha concreta para el inicio del declive. Estábamos como el personaje de Vargas Llosa que en 'Conversación en La Catedral' se preguntaba en qué momento se jodió el Perú. Los plumillas fuimos recordando aquella etapa en que millares de ejemplares de IDEAL, a lomos de motos y bicicletas, apartaban la noche de las calles para meterse en quioscos y portales antes del alba. La charla, adobada por el tintineo de los cubitos de hielo maridados con güisqui, tomó el giro apropiado para esa hora avanzada y se abrieron los torrentes de anécdotas, donde se arremolinaban copas a media luz, arroces caldosos de madrugada en El Mohínes de Santa Fe o raciones de ensaladilla rusa en el mercado de San Agustín. Rememorábamos ese tiempo sin horas que vivíamos entonces antes de que la ciudad despertara. Cuando el aroma del café todavía no había despertado a los pájaros del Campillo, ni el repique de las campanas conventuales se había hermanado con el zureo de las palomas.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal Pasa la vida