Estrategia

Recurrieron al espíritu de Díaz Ayuso, pero sin Díaz Ayuso. Solo querían de ella un trampantojo, un holograma con el que seducir a los crédulos castellanoleoneses, como si fuesen parte de esa ganadería bovina con la que tanto se han paseado a lo largo de la campaña. Bueno, pues ahora ya sí la tienen, al cien por cien, y en pie de guerra. El episodio de Castilla y León, a la vista de los detectives, el espionaje y el guerracivilismo dentro del partido, puede parecer como algo ya lejano o irrelevante, pero de ningún modo lo es. En todo caso representa una muestra del caos que reina en las tripas del partido, que muestra la cara más oscura de la política, eso que unos llaman la fontanería y otros, sencillamente, el alcantarillado, las cloacas.

Ahora, en Castilla y León padecen una esquizofrenia doble y a Fernández Mañueco, usado hasta ahora como marioneta, le toca salvar los muebles y la cara como pueda. La suya será recordada como una de las victorias más amargas de los últimos tiempos de la democracia. Se guiaron por el tañir de las campanas tocando a mayoría absoluta. Ahí la tienen. Los satánicos socios de Ciudadanos sustituidos por los angelitos de Vox. El cuento de la lechera, sí, pero también el 'Cuento de Navidad' de Dickens. La avaricia de Mister Scrooge primando sobre el interés ciudadano. El sonido contante de los votos finalmente convertido en calderilla. Madrid era el ejemplo a seguir. Y ahora Madrid es una trinchera.

La feliz marcha hacia la Moncloa quedó convertida el domingo en un barrizal. Y ayer mismo, gracias al espionaje al estilo Mortadelo, en un sueño de lecheros sin vacas ni cántaros que romper porque todos y cada uno de ellos son utilizados para romper la cabeza del querido compañero de partido.