No tuvo explicación la insistencia por derrocar la Monarquía de Isabel II para traer una república, sin republicanos, en la que unos presidentes alocados y fuera de la realidad, provocaron sufrimientos, sin necesidad, por su concepción federalista radical del Estado, causa principal de la rebelión ... cantonalista. No hay más que ver lo que sucedió: desconcierto, violencia, estupidez y división, una vez que la población se contagió de estos personajes, irresponsables. Fue, por tanto, un acierto la Restauración de la Monarquía con Alfonso XII, obra de Cánovas del Castillo, que permitió una cierta tranquilidad política ante los desvaríos de unos años aciagos de fantasías y de experiencias respublicanistas, siempre faltas de acuerdos y de sentido común.
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La llegada de la Restauración fue un bálsamo de sensatez, pues la gente, los colectivos, a pesar de los problemas de la alternancia de poder entre el partido Conservador y el Liberal, pudieron trabajar y comenzó una época de mejoras. Se puede hablar, en este periodo histórico, de hitos que hicieron posible una época de esplendor que va a desembocar en la llamada la Edad de Plata, tanto en lo literario como en lo científico. Comienza una preocupación por el conocimiento, por la ciencia y las matemáticas, que Eduardo Torroja favoreció, o la creación de la escuela de ingenieros que consiguieron inventos como el submarino de Isaac Peral, en 1888, o la creación de la Escuela de Ampliación de Estudios de la Armada. La Exposición Universal de Barcelona, de 1888 fue un símbolo de esta nueva forma de entender la vida y de una cierta normalidad política. Por todo esto, se puede hablar de unos hitos que van a provocar el auge de las ciencias y las letras en España.
Un hito fue la Fundación de la Institución Libre de Enseñanza, en 1876, como un revulsivo que permitió nuevas metas de pensamientos y de estudios. También, podemos ver esta nueva realidad, con la creación de la Administración Central, en 1887, por la que se hace cargo de la financiación de los Institutos, hasta entonces sufragados por municipios y diputaciones, durante la Regencia de María Cristina. Otro hito, fue la creación de la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, en 1907, o la Residencia de Estudiantes, en 1910, siendo presidente del Patronato de la Residencia Alfonso XIII. La Residencia de Estudiantes fue un lugar de encuentros de estudiantes, científicos y literarios, que permitió no pocos avances en las artes y su difusión por el mundo. Algunos hechos, como la creación del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, en 1900, van a suponer un avance en aquella España, que se aparta, por un tiempo, del enfrentamiento y la búsqueda de 'paraísos' ideales.
En, Granada, Rafael García Álvarez, se hace eco del Darwinismo, y será Ramón Casas el que, con el diseño de la etiqueta del Anís del Mono, de 1897, populariza esta idea. Estos avances se visualizaron con el Premio Nobel de literatura a José de Echegaray, en 1904. Un poco más tarde, en 1906, consigue el Premio Nobel de Medicina Ramón y Cajal. Otro hito importante fueron los avances con los aerostatos de gas y, más tarde, en la aviación, van a culminar con el autogiro de Juan de la Cierva, que demostró su viabilidad en el túnel de viento de circuito cerrado del aeródromo de Cuatro Vientos, obra de Emilio Herrera, el mejor de Europa.
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La Restauración, con sus mejoras económicas y educativas, harán posible el despertar de la Ciencia que se produce durante el primer tercio del siglo XX, conocido como Edad de Plata de la cultura y la ciencia españolas, en la que surgirán personajes de gran valía. Aparecen científicos de talla internacional como Emilio Herrera, Enrique Moles, Blas Cabrera, Ignacio Bolívar y un largo etc. Por otro lado, Granada se convirtió en vanguardia de esta nueva España, pues, desde la Cofrada del Avellano, de Ángel Ganivet, aparecen unos personajes que, un poco más tarde, y alrededor del Centro Artístico, fundado en 1885, dieron esplendor y ejemplo de saber hacer y de creación artística.
Granada se convierte en un centro cultural por la especial importancia de personajes como Manuel de Falla –que se establece en Granada, en 1919–, Federico García Lorca, Andrés Segovia, Juan Cristóbal, Manuel Ángeles Ortiz, Hermenegildo Lanz, Francisco García Lorca, Francisco Ayala, Enrique Gómez Arboleya, Alfonso García Valdecasas. Todos estos personajes van a contribuir a dar esplendor a Granada y a España. Pero pronto, la irresponsable unión de las derechas con los republicanos radicales y el socialismo, conseguirán instaurar el sistema republicano, un sistema, ya fracasado, del que muchos se arrepintieron muy pronto.
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Serán las ideas de personajes como Fernando de los Ríos, Joaquín Costa, Miguel de Unamuno, José Ortega y Gasset, Blasco Ibáñez, Araquistaín, Ramón del Valle-Inclán y otros, los que pronto se sentirán desilusionados por la Restauración y van a contribuir, otra vez, a la inestabilidad que promocionan los revolucionarios, que no se conforman con las reformas, sino que buscan, por medio de la revolución, arreglarlo todo. La República, nuevamente, sumió al pueblo español, en la división, la dispersión, el odio político y una violencia inusitada, que hoy produce sonrojo y vergüenza.
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