Nos falseamos
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La falacia en la actualidad a pasos descomunales se abre paso sobre la franquezaSecciones
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La falacia en la actualidad a pasos descomunales se abre paso sobre la franquezaUn libro me devuelve hoy, de nuevo, a escribir sobre un asunto recurrente en mi temática: la falacia que en la actualidad a pasos descomunales se abre paso sobre la franqueza. Además, llevo unos días donde extremadamente sensible a este respecto, cuando muy cercanamente a ... mí me he encontrado con el garrafón, con grandes dosis de superchería, disfrazadas de importancia. Y es que, además, por poco que se rasque, el destilado de mala calidad atufa a dos leguas; pero la futilidad social y el conchabeo de patio de monipodio, en que hemos convertido la tribuna pública y su ágora, se suman a la mascarada.
El mundo hoy crece y crece a lo ancho y a lo largo, pero no en profundidad. Es una Arcadia que oculta lo indefectible. Y aún me solivianto, creyendo que la certidumbre debiera de regir el giro de nuestros valores. Pero estamos en unos momentos donde todo es una escenografía, un parque de atracciones al servicio de un torrente de algo que se da en llamar información, comunicación, un poner aquí y ahora una pararealidad, un parauniverso que no son sino falseamientos con superchería de la existencia sustantiva. Iba a ponerles ejemplos de nuestra política, mismamente, pero es que son tantas las falacias que se dan como dogmas irrefutables, que sería interminable hacer un simple muestreo. Las sociedad está tan acostumbrada al populismo exacerbado, los extremismos ganan terreno, y lanzan sus engaños con gran prosopopeya, llegando a una audiencia que no es ni mucho menos la que tienen las contestaciones a esas mentiras, cuando se hacen. Y mientras, si le preguntásemos a un treintañero o incluso a alguien mayor que qué es el fascismo, o el estalinismo, qué que es el liberalismo o la socialdemocracia; que qué es ser golpista; que quién era Adolfo Suárez, Azaña, Primo de Rivera, o Franco... y De Gaulle, Churchill; y se hará un lío en casi todas las respuestas. En un encuentro no hace mucho con alumnos de bachillerato para hablar de literatura les pregunté sobre si recordaban algún premio nobel de literatura español, y de los seis que hay, sólo un alumno y con dudas señaló a Vargas Llosa. En terrenos tan baldíos el engaño sabe propagarse como una inmensa mancha de aceite.
El libro del que les hablo al principio lo leí hace algún tiempo. El impostor de Javier Cercas (Random House, 2014). Me lo he tropezado hoy en mi biblioteca, y me ha recordado, no sólo la farsa del protagonista, sino el rosario de patrañas en que vivimos. ¿Quién se iba a imaginar que el presidente de la Amical de Mauthausen que decía ser un deportado nazi nunca hubiese estado preso en un campo de concentración? Toda una vida basada en el engaño, buscando el reconocimiento social a una proeza admirable. Enric Marco no solo mintió haciéndose pasar por deportado en los campos de concentración nazis. Toda su vida fue una mentira: ni luchó en Mallorca, ni fue un resistente antifranquista; pasó décadas en busca y captura como delincuente común, abandonó a mujer e hijos... ¿No es este personaje una versión exagerada de nosotros mismos? Ahora recuerdo un libro que me cautivó, de mi siempre leído Emmanuel Carrère: 'El adversario'. Se trata de un relato escalofriante, una historia real que nos asombra. El 9 de enero de 1993, Jean-Claude Romand mató a su mujer, sus hijos, sus padres e intentó, sin éxito, darse muerte. La investigación reveló que no era médico, como pretendía. A punto de ser descubierto, prefirió eliminar a aquellos cuya mirada no hubiera podido sostener. Fue condenado a cadena perpetua. El autor intenta relatar con precisión esta vida de soledad y de impostura cuando se suponía que estaba trabajando como médico y en realidad pasaba el tiempo en parkings de autopistas o en los bosques del Jura. Los falsos, los manipuladores, los mentirosos y los perversos han existido siempre, pero ahora lo tienen más fácil que nunca con algunas herramientas tecnológicas, que se han convertido en poderosos altavoces.
Hoy todo el mundo tiene sus tácticas en el teatro del mundo, aunque sean con su perfil en las redes. Los 'millennials', por ejemplo, con ropa a la última, maquillados, sonrientes y triunfantes, dejando fuera de la imagen su vida desalmada y repleta de soledad; o ese activista, desde su sofá, lanzando eslóganes fantásticos, como si fuera por la vida a pecho descubierto. Se falsea la felicidad, el compromiso, la ética, la tolerancia, el sentido común, la razón, la inteligencia, la democracia auténtica, la honradez, la moral,... y la verdad.
Hoy todo el mundo tiene sus tácticas en el teatro del mundo, aunque sean con su perfil en las redes
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