El siglo de Asia
Federico Zurita Martínez
Viernes, 17 de enero 2025, 23:30
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Federico Zurita Martínez
Viernes, 17 de enero 2025, 23:30
En 1918, el tratado de Versalles puso fin a la Primera Guerra Mundial e impuso a la Alemania derrotada, unas condiciones de imposible cumplimiento. Cayeron ... también los 4 imperios vigentes hasta entonces (Ruso, Austrohúngaro, Otomano, y Alemán). Probablemente esas condiciones leoninas contenían ya el inicio de la Segunda Guerra Mundial, cuando Alemania en 1939 invadió Polonia (aunque previamente, en 1933 Manchuria ya fue invadida por Japón). Tras el fin de la contienda, después de aquellos doce terroríficos años, en 1945, el mundo bipolar que emergió estuvo en 'guerra fría' entre los dos bloques que lo lideraron, los EEUU y la URSS, hasta que en 1991, súbitamente y de manera totalmente imprevista, la URSS implosionó y los EEUU quedaron entonces como el único hegemón indiscutido. Parecía que había llegado «el fin de la Historia» que había sido predicho por el prestigioso historiador Francis Fukuyama; pero otro actor, silenciosa y sigilosamente fue emergiendo y disputando esa hegemonía a los EEUU. Se trata naturalmente, de China. Se le atribuye a Napoleón Bonaparte la profecía de que «China es un gigante dormido que cuando despierte, sacudirá al mundo».
En las dos últimas décadas, China ha expandido considerablemente su esfera de influencia, sobre todo en los países a los que eufemísticamente se les llama «en vías de desarrollo», a los que concediéndole créditos los ha situado bajo su dependencia y liderazgo. La hegemonía no es barata, pero China puede pagarla; tan es así que a fecha de hoy su economía es cinco veces mayor que la del Reino Unido y es además el principal acreedor del mundo. Para que nada falte, cada cierto tiempo hace ostentación de su poderío y amenaza con incorporar Taiwán a su soberanía, lo que seguro que le traería consecuencias graves, pero que China calcula poder asumir. Ya se sabe que el aumento de poder lleva aparejado el aumento de las ambiciones.
En 2023 hice una estancia en la Universidad de Macao. Macao fue colonia portuguesa hasta que en 1999 fue devuelta a China y junto con Hong Kong son hoy «regiones administrativas especiales». Con evidente sabor portugués en el casco antiguo, con descomunales edificios-enjambres de viviendas de indudable factura asiática y con abundantes rascacielos, lo que más llama la atención es la parte de la ciudad donde se concentran los casinos. Un profesor portugués de Economía que imparte clases en aquella universidad, me dio un dato muy revelador: «por primera vez el año pasado (se refería a 2022), los casinos de Macao han facturado más que los de las Vegas», me decía.
El pasado mes de diciembre estuve en la Universidad Muhammadiyah de Pontianak, una ciudad de la Isla de Borneo, en Indonesia. El tamaño importa; Indonesia es el mayor país insular del mundo, y con nada menos que 280 millones de habitantes. Son mayoría los musulmanes, pero hay un componente étnico chino importante (budistas) y una comunidad de católicos no desdeñable. Minorías de protestantes e hindúes completan la constelación de credos.
Con una historia convulsa, estuvo bajo dominio holandés hasta que en la Segunda Guerra Mundial fue invadida por Japón. Tras la Segunda Guerra Mundial, los holandeses intentaron retomar la soberanía, pero ya no fue posible, y se proclamó la independencia en 1945 siendo Sukarno el hombre fuerte y fundador de la nación. Con un carisma y un magnetismo legendarios, lideró el país hasta que un golpe de Estado en 1965 lo derrocó; lo sucedió Suharto, que sería dictador durante 31 años. Suharto emprendió una carnicería contra la minoría china, y bajo su gobierno el país llegó a ser el más corrupto del mundo. Por si el lector está interesado, le sugiero el escalofriante documental 'The act of killing' (está subtitulado en español). Es impresionante.
En la isla de Java, está la capital del país, Yakarta, que ejerce está claro, de centro. La catedral católica de Yakarta es imponente, y está situada a escasos 300 metros de la mezquita, de manera que pareciera que la cruz y la media luna se estuvieran disputando la adhesión de los creyentes, afortunadamente de una manera pacífica.
Tanto Pontianak como Yakarta son ciudades limpias, donde se respetan los semáforos y las normas de circulación y donde una nube de motos circula continuamente por sus amplias calles. La mayoría de los conductores de motos llevan puesto el casco. Creo que esos parámetros dicen bastante de un bienestar y un desarrollo considerables y que para nosotros pueden ser de Perogrullo, pero hay muchas ciudades asiáticas, africanas y latinoamericanas donde el tráfico es un caos que discurre entre calles que a veces no están ni asfaltadas.
A esos pujantes países, habría que agregar en situación de privilegio a Japón, Corea del Sur, Taiwán y la sorprendente ciudad-estado de Singapur; son sin duda países pertenecientes al primer mundo. En menor medida, de momento, India Vietnam y Filipinas empiezan a ser actores a tener en cuenta para vislumbrar cómo la inmensa Asia emerge, con China a la cabeza. Y mira de frente y fijamente al gigante estadounidense. Veremos quién acaba bajando la mirada.
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