Valparaíso y el Albaicín, dos mundos
Fernando de Villena
Miércoles, 31 de mayo 2023, 23:26
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Fernando de Villena
Miércoles, 31 de mayo 2023, 23:26
Eduardo Martín es un prestigioso y original arquitecto granadino, profesor de Proyectos arquitectónico en la UGR y autor, entre otras publicaciones de una interesantísima 'Guía de Arquitectura de Granada'. Al presente, en la colección 'Aula Magna' de la editorial Mc Graw Hill, acaba de ver ... la luz su obra 'Espejo de dos mundos', donde se confrontan dos ciudades verticales: Valparaíso (Chile) y el Albaicín granadino, espacios de gran singularidad marcados el uno y el otro por la presencia de sus poetas Neruda y Lorca.
Con una mirada impresionista, el autor nos habla de dos lugares aparentemente antagónicos, pero ambos definidos como Patrimonio de la Humanidad y vinculados por sus atmósferas culturales, por su paisaje, por su belleza. Las dos ciudades se caracterizan también por sus impresionantes fondos o 'lejos', el mar en Valparaíso y la vega y la sierra en Granada; por sus numerosos miradores que surgen en calles y placetas. En Valparaíso, al ocaso, «la ciudad se invierte, las casas parecen colgadas del cielo» –nos explica Eduardo Martín, pero es que Juan Ramón Jiménez habló del Albaicín en términos de un «cielo bajo». Frente a las murallas medievales de la dinastía zirí en Granada, Valparaíso presenta un auténtico muro de contenedores portuarios. La ciudad chilena «se construye como un collage complejo, contradictorio» y también cambiante. Asimismo el Albaicín se transforma, pero con mayor lentitud.
Se analizan en el libro los problemas de los habitantes de uno y el otro lugar y en especial el hecho de que ambas ciudades se encuentran expuestas a los fenómenos sísmicos de cierta magnitud y en consecuencia también a los incendios. En las dos conviven la arquitectura popular y la culta y tanto una como la otra padecen la dejadez de los poderes públicos que las «han encorsetado» como espacios turísticos.
El hecho de que tanto en Valparaíso como en el Albaicín existan numerosas escaleras favorece la socialización de los vecinos que, a menudo, se toman un descanso conversando entre sí y tanto en un lugar como el otro encontramos problemas de degradación e infravivienda. Pero son ciudades para el disfrute de los sentidos: los vivos colores en Valparaíso y su fuerte olor a mar con una gastronomía propia; los colores de sus huertos en los cármenes del Albaicín, los aromas de sus hornos, los vinos. En ambos espacios es frecuente hallar tipos bohemios y en los dos abundan las leyendas. Allá, de piratería y contrabando; aquí de amores y tesoros, y en ambos sitios se vive una honda e imprecisa nostalgia. En Valparaíso belleza y fealdad se entrelazan; en el Albaicín, por el abandono municipal, ocurre otro tanto. Existe cierto antagonismo entre los elementos industriales que marcan la urbe chilena (grúas, ascensores) y la tradición artesanal albaicinera.
Los impresionantes atardeceres de las dos ciudades dan paso a la íntima iluminación nocturna de los barcos en Valparaíso y de los faroles en Granada.
Todos estos y otros aspectos de la geografía de ambos puntos tan distantes en el orbe son analizados con intuición y sensibilidad en el libro. Podemos tener a gala el hecho de que en nuestra ciudad se escribió el primer tratado de urbanismo del mundo: 'Granada la bella' de Ángel Ganivet. Hoy Eduardo Martín Martín sigue con maestría el camino que abrió aquel insigne precursor.
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