Agua ayer, hoy y mañana

El trabajo realizado por Aguasvira en 25 años ha sido ingente, pero queda mucha tarea por hacer, con el concurso de todas las administraciones

Fernando Delgado Ramos

Miércoles, 20 de noviembre 2024, 23:08

Decidido a escribir unas líneas sobre los retos de futuro que afronta Aguasvira con motivo de su vigésimo quinto aniversario, me vino a la mente una serie de ciencia ficción titulada casi como su año de fundación, 'Espacio 1999', que se emitió en España entre ... 1975 y 1977. Las películas futuristas de la época, '2001, una odisea en el espacio' o 'La guerra de las galaxias' nos hacían creer que para comienzos del siglo XXI la tierra ya se nos habría quedado pequeña, que estaríamos volando por el espacio sideral y conversando con inteligencias artificiales. Incluso nuestro roquero más universal, Miguel Ríos, en 1981, le dedicó una canción al cambio de milenio –«llega el año dos mil y el milenio traerá un mundo feliz, un lugar de terror, simplemente no habrá vida en el planeta, vida en nuestra tierra»– y el mundo industrializado realizó inversiones millonarias para afrontar el efecto 2000 que pudo provocar una crisis global cuando los ordenadores, que mostraban la fecha con solo dos dígitos, pasasen del año 99 al 00.

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Pero el futuro no fue lo que era, o casi.

Nada más nacer Aguasvira, ya desde la Universidad de Granada empezamos a estudiar cómo afrontar los retos de una gestión integral del agua en lo que quisimos bautizar como 'Sistema Hidráulico de la Vega de Granada', integrado por casi 500.000 habitantes y 30.000 hectáreas de regadío. Propusimos medidas de gobernanza, de construcción de infraestructuras y de gestión; para que todos los habitantes de Granada y su área metropolitana disfrutaran de la misma calidad del agua y con la misma garantía de suministro, priorizando para el abastecimiento las aguas de mejor calidad procedentes del Sistema Canales-Quéntar, el manantial de Deifontes y los pozos de la Ronda Sur, mientras que se aseguraba el agua para regadío con dichos embalses junto con Cubillas, Colomera y el previsto de Velillos; los ríos no regulados, las aguas del acuífero de la Vega y las aguas regeneradas procedentes de las dos grandes depuradoras metropolitanas: la EDAR Sur y la EDAR de Los Vados. Y siempre respetando los caudales ecológicos.

Pero el futuro no ha sido lo que era, o casi sí. Actualmente disfrutamos de casi todas las infraestructuras hidráulicas supramunicipales previstas, como las potabilizadoras de Lancha del Genil y del Chaparral, gestionada por Aguasvira, sus conexiones para situaciones de sequía con los pozos de la Ronda Sur, la adecuación del Canal de Loaysa, y las depuradoras Sur y Los Vados (ambas ampliadas ya al máximo). En todas estas infraestructuras se han instalado, o están en proceso, sistemas de producción de energía renovable para alcanzar la autosuficiencia energética y en las depuradoras se está trabajando en la implantación de los sistemas de regeneración de las aguas para su reutilización. Sin embargo, la planificación hidrológica ha descartado construir los embalses de Velillos y de Jesús del Valle.

El crecimiento de Aguasvira en sus primeros 25 años ha sido espectacular: empezó gestionando 9 municipios y ahora son Albolote, Alfacar, Atarfe, Calicasas, Chauchina, Chimeneas, Cijuela, Cogollos Vega, Colomera, Fuente Vaqueros, Güevéjar, Illora, Jun, Láchar, Maracena, Nívar, Peligros, Pinos Puente, Santa Fe, Valderrubio, Vegas del Genil y Víznar. Entre todos suman un total de 155.000 habitantes. Gestionar el ciclo integral del agua en cualquier ciudad es muy complejo, pero si ésta tiene concentrada su población, las infraestructuras del agua se simplifican enormemente.

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Pensemos como ejemplo extremo en el edificio Regent International en Hangzhou (China) con 20.000 residentes, que podría tener una sola conexión con la red de abastecimiento y otra con la de saneamiento; cuando esa es la población de todo Atarfe. Sin embargo, cuando la población está muy dispersa y las tipologías de viviendas son muy dispares, la complejidad es máxima. Pues bien, esos municipios que gestiona Aguasvira se reparten en una superficie de nada menos que 875 kilómetros cuadrados, lo que supone una densidad de 177 habitantes por kilómetro cuadrado, cuando por ejemplo la ciudad de Granada tiene 2.600 habitante/km², o Sevilla, 4.900 habitantes/km².

Por eso el trabajo realizado por Aguasvira en estos 25 años ha sido ingente, pero queda mucha tarea por hacer, con el concurso de todas las administraciones: seguir conectando municipios a la nueva depuradora de Los Vados, construir la depuradora de Láchar y conectar los municipios de la agrupación Genil-Cubillas; incorporar aguas regeneradas, seguir mejorando la garantía del agua potable incluso en situaciones de sequía y con la incertidumbre del cambio climático, seguir mejorando la eficiencia en las redes, seguir mejorando, seguir mejorando… Vamos, seguir siendo fieles a su compromiso con el desarrollo sostenible: luchar contra el cambio climático, preservar el agua como fuente de vida, alcanzar la autosuficiencia energética, proteger los espacios naturales, trabajar con proveedores sostenibles, garantizar el acceso al agua, la igualdad y la diversidad; concienciar a la ciudadanía y erradicar los accidentes laborales.

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No podemos saber cómo será el futuro dentro de otros 25 años, sin duda los retos serán cada vez más complicados, pero los medios técnicos y tecnológicos seguirán avanzando, cada vez a mayor ritmo. Volviendo al cine y a la música, la verdad es que las películas que se sitúan en torno al año 2050 no son nada halagüeñas. Confiemos en la humanidad y en la tecnología para que aún entonces se pueda seguir cantando que 'cualquier tiempo pasado, fue peor'.

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