Flexiveganos
Los olivos suicidas ·
Aunque bien pensado, el flexitarianismo es antiguo como el mundo. Aplícasele popularmente el adjetivo chaqueteroErnesto Medina Rincón
Miércoles, 17 de noviembre 2021, 23:55
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Los olivos suicidas ·
Aunque bien pensado, el flexitarianismo es antiguo como el mundo. Aplícasele popularmente el adjetivo chaqueteroErnesto Medina Rincón
Miércoles, 17 de noviembre 2021, 23:55
El lunes por la mañana me contó Blanca, mi jefe de estudios, una historia, ignorante de que ella me estaba escribiendo un artículo. Un grupo de amigos suyos concertó una comida en una hamburguesería de alto copete: carne de vaca rubia gallega, de buey. No ... obstante, una de las comensales se pidió una hamburguesa vegana. Añadió que la quería bien hecha. El camarero le comentó que se le iba a quedar muy seca porque cualquiera de las hamburguesas veganas de la carta estaba elaborada con puré de tofu, seitán, lentejas o guisantes. «No me importa. No soporto que esté blandengue y babosa». Picado por la curiosidad le pregunto si era vegana. «No, un buen chuletón o jamón de bellota me los como estupendamente». La respuesta final, «me vas a perdonar, pero tú lo que eres es una pija flexivegana».
Como hace tiempo que fui superado por muchas de las modernidades, hube de preguntarle a Blanca qué era un flexivegano, «quien no es un vegano a ultranza y se permite ciertas libertades carnívoras por razones sociales o de capricho». He 'googleado' –para que vean, dilectos lectores, que algo se me pega de la juventud- los términos en cuestión hasta averiguar que la práctica de esta modalidad alimenticia se llama 'flexitarianismo' y sus seguidores flexitarianos o flexiveganos. Las palabrejas me han levantado sarpullidos, al margen de la incomodidad visual que me supone contemplar el procesador de textos lleno de subrayados rojos. Por otra parte, los flexitarianos o flexiveganos suenan a una raza interestelar que aparece no recuerdo si en Star Trek XV o XVI. La asociación de ideas que me viene a la mente con flexitarianismo es peor. Le encuentro reminiscencias fonéticas y conceptuales con el marianismo, una ideología política española de principios del siglo XXI cuya postulado esencial -y casi único- es que un presidente de gobierno se metamorfosea en bolso, con la premisa de que en su interior ha de caber toda su capacidad política.
Aunque bien pensado, el flexitarianismo es antiguo como el mundo. Aplícasele popularmente el adjetivo chaquetero. O traidor. También aprovechado. Si hemos de ser benevolentes aceptemos como sinónimo incoherente. Llegados a este punto hemos definido nuestra sociedad actual. Rasquen un poco entre el pueblo soberano. Hallarán agnósticos o descreídos que se casan por la Iglesia exclusivamente porque desean el boato de la ceremonia religiosa. No volverán a un templo hasta el bautizo de su hijo, «no vaya a ser que y tampoco cuesta trabajo». Su ulterior aparición por el establecimiento religioso acaecerá con motivo del próximo sacramento. Y así sucesivamente.
Pernicioso es el flexitarianismo en política que practica el omnívoro Pedro Sánchez. Radical en los pactos de gobierno con Unidas Podemos. Socialdemócrata se define en el Congreso de Valencia. «Lo que ustedes digan» cuando negocia con Bruselas las ayudas europeas, «que lo de derogar la reforma laboral era un comentario en broma para calmar a cuatro exaltados». Cuádranle los versos de Machado, «entre las brevas soy blando; entre las rocas, de piedra». Bien sabido es que con las profecías flexitarianas de los poetas no hay quien pueda.
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