Kissinger y la diplomacia

De la veintena de libros publicados, sin duda el más conocido es 'Diplomacy' (1994), best-seller donde escudriña las artes empleadas en la defensa de los intereses norteamericanos en el final de la guerra fría

Francisco Javier Saldaña

Miércoles, 6 de diciembre 2023, 23:10

Sin duda fue una figura controvertida hasta su muerte. Henry Kissinger, judío estadounidense, jugó un papel fundamental en el orden mundial durante más de dos décadas pocos años antes de la caída del muro de Berlín. Nacido en Alemania en 1923, a los 15 años ... se trasladó con su familia a los EE UU en donde cinco años después se alistaba en el ejército, adquiriendo con ello la nacionalidad norteamericana, para participar con la 84ª División de Infantería durante la 2ª Guerra Mundial en labores de inteligencia militar. A su vuelta, fue admitido en el Harvard College donde se graduó en Relaciones Internacionales en 1950 y donde fue profesor realizando su tesis doctoral en 1957 sobre la restauración de la paz tras las guerras napoleónicas, que años después daría origen a uno de sus mejores libros 'A World Restored', donde presentaba una similitud entre la década posterior del Congreso de Viena y el periodo siguiente a la 2ª GM.

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Ocupando una cátedra en Harvard fue cuando el presidente Nixon en septiembre de 1969 le llamó para proponerle el puesto de asesor de Seguridad Nacional. En ese momento el doctor Kissinger ya era un reputado analista internacional premiado por sus libros sobre la política nuclear norteamericana: 'Nuclear Weapons and Foreing Policy' (1957), y el empleo de armas convencionales en el concepto de la doctrina de respuesta flexible ante una posible agresión soviética: 'The Necessity of Choice' (1961).

Ya como secretario de Estado desde 1973 de la Administración Ford, Kissinger ejerció una trepidante actividad diplomática que le llevó a estar en el epicentro de la geopolítica mundial en los momentos decisivos de la guerra fría. En aquel momento la URSS estaba gobernada por Leónidas Brézhnev y el enfrentamiento entre el Pacto de Varsovia y la OTAN adquiría cotas de alta intensidad. Fue entonces cuando Kissinger aplicó las tesis postuladas en su obra 'Troubled Partnership' (1965) sobre la difícil relación de los EE UU y sus socios atlantistas con constantes problemas que, por ejemplo, condujo a Francia a abandonar la estructura militar de la Alianza en 1966, que tuvo que sortear inteligentemente para oponerse a la expansión comunista de la extinta URSS.

Pero de la veintena de libros publicados por Kissinger, sin duda el más conocido es 'Diplomacy' (1994), best-seller donde escudriña las artes empleadas en la defensa de los intereses norteamericanos en el final de la guerra fría. El cuerpo principal de la obra analiza las estrategias de ambas superpotencias en el contexto final de esos años. Mención especial merece la manera con que Kissinger aborda las relaciones que tuvo con los líderes mundiales de su época a través de los perfiles subjetivos que sobre ellos retrata acercando al lector a sus teorías y doctrinas estratégicas. 'Diplomacy' es también una comparación permanente entre el pensamiento de las relaciones internacionales propugnadas en aquel momento por Europa, que apostaba por una búsqueda de la armonía del poder de acuerdo con la realidad internacional, y por los EE UU donde, desde su propia historia, se abogaba por la supremacía que le otorgaba la creencia de que sus propios valores debían tener un destino universal.

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La apertura de relaciones con China y la mejora de relaciones con la URSS figuran en el haber positivo de este profesor de Harvard convertido en uno de los diplomáticos más influyentes del siglo XX. También se le considera protagonista del alto el fuego que dio origen al fin de la guerra de Vietnam en 1975, por lo que recibió el premio Nobel en 1973, y de la gestión de paz que trajo el alto el fuego de la guerra del Yom Kippur entre árabes e israelíes ese mismo año. Sin embargo, sus detractores le acusan de apoyar con sus políticas violaciones de derechos humanos ocurridas en muchos países latinoamericanos, a través de la denominada Operación Cóndor, por la que EE UU respaldó una campaña de represión política que presuntamente incluyó operaciones de inteligencia y asesinato de opositores a las dictaduras en el cono sur durante la década de los setenta y principios de los ochenta. Esta cuestión motivó por cierto que, en una de las estancias de Kissinger en el Reino Unido en 2002, el juez Baltasar Garzón intentara interpelarle como testigo, en un proceso abierto en España, dictando una comisión rogatoria que finalmente no fue autorizada por el gobierno británico.

Pero mucho antes de esa interpelación Kissinger ya había visitado España como secretario de Estado ocho veces entre 1970 y 1976. Se dice que tuvo una notable influencia en la transición de nuestro país plasmada en documentos escritos que demuestran su relación cercana con el entonces príncipe Juan Carlos ayudándole en su histórico viaje a EE UU, ya como Rey en junio de 1976, donde presentó la transición democrática ante una sesión conjunta del Senado y la Cámara de Representantes. También se le atribuyen los planes de cambio de Arias Navarro por Adolfo Suarez ocurrido un mes después del regreso del viaje del Rey. Igualmente parece constatada su influencia en el Acuerdo Tripartito entre España, Marruecos y Mauritania por el que nuestro país se retiraba de su antigua colonia, territorio que sin duda quedaba bajo el paraguas de influencia norteamericana desde su nueva 'dependencia' del reino alauita. Sin embargo, Kissinger, anticomunista declarado, no pudo evitar la legalización del PCE que fortalecería sin duda a la joven democracia española.

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Afirmar que Kissinger es una de las figuras más relevantes de la política y la diplomacia norteamericana desde su nacimiento como Estado no es fortuito. A Henry Kissinger hay que situarle y juzgarle en los ámbitos del realismo político norteamericano en el final de la guerra fría, donde el país buscaba en su propia historia emergente los fundamentos de la definición de la realidad internacional de la época. Para Kissinger fueron esenciales las relaciones de poder que tanto fomentó en su frenética actividad diplomática en beneficio de los intereses de la geopolítica de su país en un momento histórico donde desarrolló una extraordinaria dialéctica estratégica y donde su 'Diplomacy' encontró el verdadero caldo de cultivo

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