De pobres y pícaros
Francisco Martín Recuerda
Miércoles, 6 de septiembre 2023, 23:05
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Francisco Martín Recuerda
Miércoles, 6 de septiembre 2023, 23:05
Recién llegado de vacaciones me he atrevido, lectores de IDEAL, a abordar un tema, que llevaba largo tiempo reflexionando. Me ha animado la noticia que ... publicaba el 31 de agosto de 2023, la prensa granadina sobre los enganches ilegales en la Zona Norte, de 41 viviendas, 40 estaban enganchadas ilegalmente.
Tuve la ocasión de oír a una persona decir que le habían cortado la luz los inspectores, pero que inmediatamente la había vuelto a enganchar. Y mi pregunta es: ¿por qué las autoridades lo consienten?
Volviendo al titular de mi artículo, 'De pobres y pícaros', yo distingo entre un pobre por necesidad y el pícaro instalado en la delincuencia de baja intensidad y poco riesgo.
En España el pícaro, personaje que dio lugar a nuestra novela picaresca con el Lazarillo de Tormes como buque insignia, es una figura que cae bien, que hasta tiene su público y que es todo un arte de vivir sin dar golpe. Nada, como digo, en las procelosas aguas de la delincuencia con suma habilidad y rara vez es objeto de una sanción penal o administrativa.
El pícaro no tiene edad, algunos dan amplias muestras de vivir del cuento desde su tierna infancia. Es decir, nacen pícaros, viven de la picaresca y mueren pícaros. Hay que decir que el sistema político español favorece, cuando no fomenta la picaresca española, a fin de cuentas dan votos al sistema que la favorece.
El pícaro, hábil e informado, vive de la subvención pública, tan generosa con estos chupasangres, como avara con los que se ganan la vida dignamente. En nuestra sociedad, el pícaro vive de los trabajadores que cotizan a la Seguridad Social, disponiendo, con facilidad, de las ventajas que le ofrece nuestro Estado Social y de Derecho, hospitales gratis, alimentación gratis, residencias gratuitas y un largo etc.
El pícaro se sabe organizar, un matrimonio de pícaros puede conseguir, gracias al sistema, vivir mejor que un obrero con salario mediano, por eso, a veces me pregunto, ¿cómo los que trabajan no hacen una huelga para obligar al pícaro a trabajar? Y nuestros Sindicatos, ¿se ocupan de ese tema?
La Constitución Española es clara en materia laboral: «Artículo 35. 1. Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo».
El artículo es paradigmático, los españoles tienen el deber de trabajar, pero ¿qué medios dispone el Estado para obligar al pícaro a cumplirlo? La respuesta es: ninguno. A mi juicio debían de ser las autoridades las que obligaran al pícaro a trabajar. En otros países de nuestro entorno funcionan métodos eficaces que impiden u obstaculizan la tendencia de los pícaros a no dar golpe. Sin embargo, con esta apatía por parte de la Administración, no sólo se perjudica a la población que trabaja, que ve peligrar su derecho a una pensión digna, sino que esta actitud, por parte de nuestros Gobiernos, alimenta la hoguera de la inflación.
El pícaro es un maestro en desarrollar 'profesiones' que no tributan a Hacienda, les encanta aquellas que no son perseguibles de 'oficio'. La más socorrida es la música. Son expertos en dar la tabarra en bares y cafetería al aire libre, con lo que te obligan a darle el impuesto revolucionario para tener la fiesta en paz.
En Noruega, donde pude ver músicos callejeros, todos tenían la oportuna licencia y los conocimientos necesarios y no molestaban en bares y cafeterías y, desde luego, pagaban impuestos.
Del pobre no pícaro, sólo sé decir que la tiene cruda, sobre todo, el pobre vergonzante. Entiendo por pobre a aquella persona que queriendo trabajar no encuentra trabajo. De él, el Gobierno de la nación y el autonómico se ocupan poco.
Las oficinas de Empleo son una máquina burocrática, que según noticias aparecidas en la prensa, apenas colocan al 1% de los desempleados. Sin posibilidad real de obligarlos a coger una oferta de trabajo, cuando la hay.
Una vez más, Europa del Norte nos da lecciones en este sentido, tres ofertas rechazadas tienen como consecuencia la pérdida de las subvenciones por desempleo.
Y termino como empecé el trabajo, es un derecho, pero también es un deber y el Gobierno español y autonómico deben centrarse en acabar con la picaresca y ayudar al pobre a salir de su pobreza.
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